Oscar Bruno Cedrés

 

SUMARIO: 1. Presentación – 2. Su vida 3. La familia – 4. El Teatro – 5. El relato – 6. Un adiós.

 

1. Presentación

 

En esta tercera Revista Histórica Rochense cambiamos de escribir sobre la historia del fútbol rochense en general por la de un protagonista en particular: Ángel Araújo Silvera. Periodista, actor, funcionario público, todo un personaje del Rocha de la segunda mitad del siglo pasado.

De estatura baja, de vestir elegante, con su inseparable corbata de moña lo que lo caracterizaba y lo hacía todo un “gentleman”, de andar y conversar alegre, con una voz muy particular, dándole también un tono de bohemia a su vida.

Nosotros lo apodamos como el “Relator de la Victoria” por que fue en aquella gloriosa década del cincuenta del fútbol rochense quien por los micrófonos de CW 37 Difusora Rochense, único medio radial departamental, relatara los partidos del seleccionado en todos los escenarios de nuestra república. Eran tiempos en que se comparaban estos triunfos de la celeste esteña con los de la celeste de Uruguay en Maracaná.

La expresión “Relator de la Victoria” se la otorgó el periodista del diario “El País” de Montevideo al relator de CX 24La Vozdel Aire, Don Duilio De Feo, luego de la final del 50 donde la selección uruguaya venciera a la brasilera. El era nuestro Duilio De Feo.

La vida, la historia, de Ángel Araujo Silvera, “Quitito”, la hemos dividido en las distintas etapas que él recorrió.

 

2. Su vida

 

Ángel Hebert Araújo Silvera nació en la ciudad de Rocha el 20 de diciembre de 1929, habiendo fallecido aún joven el 22 de agosto de 1980 también en la capital departamental rochense.

Conocido popularmente como “Quitito”, sobrenombre que le quedó por que recién nacido estuvo muy enfermo y a la señora que lo cuidó en ese período llevaba el sobrenombre de “Quitita”.

Curso los estudios primarios en el viejo Colegio “Larrañaga” de los Hermanos Maristas, sito en la calle Gral. Artigas, y los de secundaria y preparatorios en el Liceo Departamental No. 1 “Cora Renault de Vigliola”; ambos centros educativos de nuestra capital.

Vivió y trabajó siempre en la ciudad de Rocha, siendo Inspector dela DirecciónGeneralImpositiva.

Araújo practicó el basquebol, pese a que su físico pequeño no le permitía ser jugador de destaque el igual se las ingeniaba para poder moverse en forma destacada dentro del rectángulo.

Hincha aurinegro en Montevideo, en Rocha lo era del decano River Plate por aquello de que los colores tiran, ya que la camiseta del decano local es igual a la del Peñarol capitalino.

Cabalista, hombre de sociedad, reuniones y amigos; de mostrador, su lugar favorito era el Club Social Rocha donde podía practicar su hobby: el remmy.

Dentro de su gran círculo de amigos, el “Tono” Rodríguez, Jorge Schiavo Guerra y Saúl Spontón, fueron de los principales referentes. Divertido, locuaz y  positivo, jamás se le veía enojado. Poseedor de un vestir diferenciado.  Amante del tango donde Francisco Amor y Carlos Roldán eran sus cantantes preferidos.

Llegados los tiempos electorales votaba según el candidato que lo atrajera, no teniendo por lo tanto partido definido, lo que lo llevó a tener buen relacionamiento con todos los actores políticos de su tiempo.

Era tradicional verlo paseando por las empedradas calles rochenses con su particular sonrisa en su señero Ford 8 y posteriormente en un Plymouth, los dos únicos vehículos que tuvo.

Hoy una peatonal del balneario rochense La Riviera, de reciente designación, lleva su nombre como reconocimiento y testimonio de agradecimiento del pueblo de Rocha hacia uno de sus referentes en el periodismo deportivo.

 

 3. Su familia

 

Ángel Araujo Silvera se casó el 19 de diciembre de 1959, un día antes de cumplir 30 años, con el amor de su vida: Norma Izaguirre Spontón. Para Norma; “Quitito” fue un amor hasta hoy irremplazable, insustituible, único. “Un 22 de agosto de 1980, nos dejó, partiendo hacia la inmensidad de lo desconocido donde quizás en otros escenarios, su espíritu pasee su gesto austero, pero por sobre todas las cosas su picardía y su inolvidable sonrisa.” nos manifiesta. Compartieron el hogar, los hijos, el teatro, la vida.

Tuvieron de su unión tres hijos: Ángel Eduardo, Gabriela Marión y Francisco Andrés, que hoy siguen recordando con gran cariño aquel gran padre, siendo muy estricto con la educación de sus hijos, siempre dentro del ámbito del diálogo, del afecto, del amor.

Su hijo Francisco nos describió así a su padre: “Soy un convencido que las personas trascienden a la muerte por sus acciones en la vida, sean estas buenas o malas.

Para el caso de las personas que hicieron algo positivo para su sociedad, en el ámbito que fuere, social, deportivo, cultural, político, etc. es importante recordarlas, para mantenerlas en la memoria popular pues de otra forma se desvanecerán en el tiempo, sólo perdurando en el recuerdo de sus seres queridos.

Voy a dividir en dos la imagen y opinión que tengo de él. La primera va desde que comencé a tener uso de razón hasta mis 14 años, edad que tenía cuando falleció, y la otra posterior hasta mis días.

Podría decirse que las dos no son antagónicas, por el contrario se alimentan y nutren entre sí, para dar vida a un individuo que era y es la misma persona, en la oficina, el club, en el estadio, el teatro, en el hogar, en la vida y en la muerte.

La imagen familiar, para describirlo con un gesto era una sonrisa. Hasta hoy no conozco a nadie que para el todo esté bien y ante cualquier situación tenga una sonrisa en los labios.

Vivía cada día como si fuera el último y ese es uno de los grandes legados que me dejó, ser feliz con lo que se tenga, cueste lo que cueste, ser feliz y compartirlo.

Nunca tuvo la virtud del ahorro, siempre el despilfarro en aras de la felicidad de quien le rodeara.

Hoy escribo esto dentro de las paredes que me vieron crecer, en las viviendas de La Estiva, todavía siento su voz gritándome a su regreso de la oficina, en mis horas futboleras en la canchita, “muévete, desmárcate”, quizás tontamente esperaba de mi un gran futbolista, pero el que jugaba bien era mi hermano, el “Milo”.

En su astral testamento me legó cosas invalorables: el canto, el amor al tango, al fútbol y a River, al Teatro, al bar, a la bohemia de la noche, a la naturaleza.

Luego de su partida, comencé a conocerlo pero esta vez por las vivencias de otros seres que lo amaron, respetaron y aún lo lloran. Pasé a ser de uno de los tantos gurises desconocidos de La Estiva a ser el “hijo de”. No sé si aún hoy no se me abren puertas, se me invitan tragos, por esa “honrosa condición”. “Pato eres hijo de”, “tu viejo era…” toneladas de elogios para hinchar mi ego.

Para finalizar algunas anécdotas hoy para mi comiquísimas.

En algunas tardes hermosas de sábado en que mi mente y cuerpo estaban en el monte, el arroyo o la canchita de fútbol, puesto que no tenía escuela, el tenía la inteligente idea para sus fines de gritarle a mamá, después de almorzar “che vieja, me llevo al gurí pa´ dar una vuelta que la tarde está linda”. El monte y el arroyo se me olvidaban; iba a salir con papá en el “Plymouth”, todo moría cuando me veía encerrado en una pieza sentado en una silla viendo incrédulo – y preguntándome “¿Qué hago yo acá?” – a papá, cartas de por medio, con “Jordán” Rodríguez, el “Rubio” Soria, el “Pingüino” Paciello”, el “Pocholo” Féola, hasta caer el sol, haciendo juramentos de silencio a cambio de algún helado.

Pero lo peor que el domingo que me quedaba libre para mis giros, el monte, el arroyo, tenía que ir al Estadio porque el trasmitía y jugaba River. Eran tres partidos desde las 12 a las 18 horas. Y al final las notas de vestuarios y para rematar, jugadores, dirigentes y periodistas a la “Confitería Fraguglia”, whisky mediante, para analizar la fecha o lo que fuere.

Lo único que me pregunto es como hoy día sigo amando al fútbol, a River, y a mi padre.”

 

4. El teatro

«Quitito» sobre tablas

“El teatro, en general, sigue siendo la versión real o el espejo diario de la vida, con fines didácticos, con fines críticos, con fines de construcción moral, cívica y estética, siempre y cuando el espectador vaya abierto a la recepción  y a asimilar el mensaje, con las excepciones de algún teatro hecho para divertir o para entretener, que también es una forma de contribuir a la formación de la gente” enseñaba el Maestro Rosalío A. Pereira.

Actor de teatro circunstancial, actuó en muchas obras, en épocas que en nuestra ciudad el Teatro tenía un gran auge. Sus personajes preferidos y más habituales, acorde a su carácter, eran los de cómedia.

Con su señora lo hizo en varias obras, como “Los árboles mueren de pie”, “Vendré como un ladrón”, “El amigo Pérez”, “Yo soy Lulú”, entre otras muchas.

De esa larga y destacada actuación como actor conversamos con su esposa, quien en una amena charla nos fue relatando con mucha emoción y ternura esa faceta de la vida de Ángel Araújo Silvera. “Otra de sus pasiones fue el teatro”, comenzó diciéndonos, en lo que luego sería un monólogo de Norma, “transcurría el año 1954 y el 9 de abril de ese año se unen integrantes del primer grupo de Teatro del Liceo de Rocha dirigido por el Profesor Rosalío A. Pereira y cuantos tuvieron deseos de incursionar en este arte maravilloso.

Con el nombre de “José A. Ribot” en homenaje a nuestro escritor – que fue un enamorado del teatro, la pintura y la poesía quién  nos legó obras de teatro muchas de las cuales fueron representadas – se creó un nuevo grupo, el “Cuadro Dramático”. En esta oportunidad se invita para dirigir el grupo al actor de la Comedia Nacional, Héctor Cuore.

El avezado actor pone en escena la obra “Juego de Niños”, bonita comedia del actor español Víctor Ruiz Iriarte. Ahí comienza su efímera carrera actoral. “Quitito”, personifica a “Manolín” con una desenvoltura y gracia que destacan los diarios de la época. Dotado de un histrionismo auténtico, paseó con solvencia y naturalidad sus personajes en el escenario.

En el año 1958, bajo una nueva dirección la de Hugo Duhalde, que pone en escena “Nuestro hijos” de Florencio Sánchez, le toca vivir el personaje de “Enrique”  y simultáneamente va moldeando su trabajo actoral reconocido por la crítica del momento.

Después vino “Sin Palabras”, comedia en un acto de los hermanos Álvarez Quinteros, aquí personifica a “Lorenzo”, junto a Pura Paciello Llanes con su personaje de “Justina”, Stella Maris Sánchez González como “Alonsa” y Carlos Cola Piña como “Don Jesús”, con la dirección del Profesor Rosalío A. Pereira, la que fue representada en los salones del Centro Social Obrero, teniendo a Carlos Correa Molins como apuntador, Luis Larrañaga como traspunte, el maquillaje lo realizó Silvia L. de Willebald y el montaje estuvo a cargo de Oscar Mabel Herrera.

En ese mismo año se estrena bajo la dirección del Profesor Rosalío Pereira la obra de  Don Alejandro Casona “Farsa y Justicia del Corregidor”. Con un conjunto de grandes actores que le dieron el marco ideal para su personaje “El Posadero”.

También en el 59, Manuel de Mozos, actor español dirige la obra de Arniches “El último Mono”, con un elenco muy numeroso se estrena la obra, donde él juega con su personaje de un español auténtico, que domina su idioma.

Araújo Silvera en «Vendré como un ladrón»

En el año 60 y tantos bajo la dirección de Orlando Tocce y con la obra de José A. Ribot “El amigo Pérez” encarna un personaje serio, austero como su nombre “Don Severo”, en una comedia costumbrista, cuyos demás personajes brillaron con luz propia, “Pérez” era representado magistralmente por Walter Willebald, “Manuela” por Silvia B. de Willebald, “Berta” por Graciela Fernández, “Mario Martínez” por Miguel Icardi, y yo hice el papel de “Berta”.

Transcurría el año 72 y con el auspicio del Departamento de Cultura de la Intendencia Municipal en el viejo Teatro 25 de Mayo, el “Teatro Ciudad de Rocha”  presentó la comedia de George De Tervagne “Vendré como un Ladrón”, donde “Quitito” le dio marco a otro trabajo destacadísimo. Su personaje de “Canari”, un ladrón consumado que con “Rique”, personificado por Orlando Tocce, formaron una excelente dupla. En esta recordada obra mi personaje fue “Alina”.

Luego por el año 73 hace un monólogo de autor anónimo “El Ejecutivo”, que representaba en parte su propia personalidad. En el mismo período se representa una comedia en tres actos exquisita: “Yo soy Lulú” de Armengol Font, con el Teatro Ciudad de Rocha, bajo la dirección del gran Orlando Tocce. En la misma personifica a “Benito” el esposo serio, austero, que se transforma en un pícaro seductor ante la presencia de una provocativa mujer que acude al llamado para lucir ropa de baño de la empresa que dirige su esposa, que irrumpe peligrosamente en la misma. El seductor termina doblegado ante la actitud prepotente y déspota de su mujer.

Recuerdo todavía los personajes, “Robles” lo interpretaba Mario Barrios, “Angeles” lo hacía Perla Molilna, Rose Marie Marcheti era “Julieta”, Milton Silveira hacía de “Eduardo”, “Lulú” estaba interpretado por Doris Pérez y mi personaje era “Bernarda”. En este trabajo se tuvo la colaboración de Guillermo González como maquinista y San Martín en la iluminación.

En la temporada de 1977 incursiona en el drama. Dos grandes obras coronan este período.

La primera, un drama con ribetes de excepción: “Todos eran mis hijos”, de Arthur Miller, obra en tres actos, cuya acción se produce en el período post guerra. Aquí “Quitito” le da vida al personaje de “Jim”, un médico amigo de la familia de Joe Keller, personaje que interpretaba Tocce, actuación que robó  escena con su inolvidable actuación.

Por último quiero recordar su actuación con la E.M.A.D., (Escuela Municipal de Arte Dramático), en el querido Teatro 25 de Mayo en la obra en tres actos de Don Alejandro Casona, “Los árboles mueren de pie”. Su papel de abuelo comprensivo y bondadoso, que junto con la abuela, forma la excepcional pareja de esta historia, lo marcó como el autentico actor que era y el éxito que alcanzó con su trabajo lo llenó de una alegría infinita.

La ductilidad que poseía para representar sus personajes lo definieron como un gran actor”, terminaba diciéndonos Norma.

 

5. El relato

“Mi pasión es la radio, no el fútbol. El fútbol me gusta, me divierte,
me entretiene, pero mi pasión es construir el espectáculo radial,
estar atento al universo magnífico de miles de detalles que vos tenés que armonizar.

afirmaba  Víctor Hugo Morales, allá por 1998.
El personal, original y particular relato de Araújo hizo emocionar a todo un pueblo con las victorias de nuestra representación en los Torneos del Este y del Interior.

Su vinculación al deporte por medio del periodismo fue por su amor al deporte y eso le permitía socializar y trascender.

Desde aquel Campeonato jugado en el verano del año 1951 – jugado en su totalidad en el viejo y glorioso Tenis donde el combinado de Rocha fuera el Campeón  – hasta el título obtenido en los comienzos del año 58, en la capital de Cerro Largo, donde se lograra el Quinquenio, la voz del “Quitito” Araujo estuvo presente en las trasmisiones de la “37”.

Era la época en que los Estudios de CW 37 Difusora Rochense estaban en la esquina de Julián Graña y 25 de Mayo, sobre el local dela Estaciónde Servicio Esso y la planta emisora en el Barrio “José Machado”.

Cuando se disputó el Torneo del Este de 1950, jugado en el verano del 51 en emblemático escenario de El Tenis de nuestra ciudad, último con sede fija, Difusora Rochense, por entonces único medio radial del departamento, trasmitió el mismo.

Fue Ángel Araujo quien tuvo a su cargo el relato, siendo así el primer relator de Rocha en  hacerlo en un Torneo del Este, llevando con su particular estilo a todo nuestro departamento y a la zona esteña del país el triunfo del seleccionado rochense.

En esos tiempos Araújo tenía la conducción de “La PeñaDeportiva”, la audición del deporte de la Emisora, junto a Devitta, quien lo acompañaría también en el trabajo realizado en el certamen esteño.

En ese campeonato jugado de noche, Difusora Rochense tenía su “cabina” en la tribuna que da a la hoy calle Hnos. González Longeau, en un escenario que por aquel entonces era cerrado en su perímetro exterior con bolsas y con la particularidad de que sus anchas veredas estaban pobladas de grandes eucaliptos y tribunas de maderas, elementos que lo hacían distinto e incomparable.

Luego a lo largo de esa incomparable década del fútbol de Rocha varios fueron los compañeros de equipo en Difusora Rochense, con los que recorrió los diversos escenarios deportivos como el Parque “Francisco Alzaga” de Batlle y Ordoñez, el Parque “Colón” de la capital olimareña, el Parque “Amílcar Prieto” de Melo, la vieja cancha de Central en la capital serrana, el Estadio “Ginés Cairo Medina” de Maldonado o la cancha del San Carlos en la ciudad carolina y tantas otras canchas. Pero Don Carlos Sosa Techera y Juan San Martín Téliz, en comentarios; Tom Mix Russi Jiménez en la voz comercial y Gilberto Ábila Batista como el técnico de las trasmisiones, fueron los que más tiempos compartieron junto a Don Néstor San Martín como Director dela Radio.

Gilberta Aviola, Tom Mix Russi, Carlos Caballero, «Quitito» Araújo, Alberto Souza, Carlos Arrieta, Néstor San Martín, Alfredo Núñez con su hijo Christian, Néstor Moreno y los integrantes del dúo «Derecho Viejo».

Además de los relatos futboleros, primero en Difusora Rochense y luego en Radio Fortaleza, Ángel Araujo Silvera trasmitió el ciclismo, otro de los deportes en los que incursionó con su particular estilo.

Dos programas lo tuvieron como uno de sus principales integrantes, la tradicional audición “La PeñaDeportiva” en la vieja Difusora Rochense y en el pionero, Canal 7, Tele Rocha, el del recordado “terito” el de la calle Orosmán de los Santos, allí donde con Néstor Moreno Mederos y Amauri Cardoso Batista compartieron la conducción de un programa deportivo por el año 1969.

Uno de sus compañeros de trasmisiones lo fue el periodista Antonio Sánchez Fabra, hoy propietario de Radio Fortaleza de Rocha, quien nos brindó su invalorable opinión de cómo fue Ángel Araújo Silvera. “En primer lugar fue el relator con el que yo trabajé como locutor comercial en Difusora Rochense allá por el año 1974, el comentarista era “Juanito” San Martín y también alternaba Carlitos Sosa. “Quitito” Araújo, Juan San Martín y Amauri Cardoso tenían una audición que iba los lunes, miércoles y viernes de 21 a 22 horas, en Difusora, y se llamaba “Tribuna del Deporte”, ahí fue donde empecé a tratarlo. En este programa yo hacía de locutor y operador. Eran mis comienzos en la tarea radial y periodistica.

De este programa recuerdo muy bien las apasionantes discusiones que tenían. El “Quitito” tenía la rara virtud de encontrar siempre un motivo de discusión, en el cual pensar distinto, era un personaje – para mí uno de los mas entrañables personajes que yo he conocido en estos 36 años de radio – del mundo periodístico de Rocha.

Estuvimos trabajando muchos años juntos, hicimos muchos viajes en trasmisiones de Campeonatos del Este, campeonatos departamentales de selecciones y de clubes que se jugaban en esa época.”

Sánchez Fabra recuerda con emoción las épocas de viajes por distintos departamentos acompañados por los taxistas Teibo y Helou; las discusiones apasionados de Teibo y Araújo sobre el tango con tanta fuerza hasta poner el vehículo en riesgo de volcar. Las comilonas de confraternidad en todas las localidades donde relataban. Viene a su memoria la peculiar manera de vestir llevada con personalidad por “Quitito”, más allá de críticas de sus compañeros. Otros tiempos.

“Primero me gustaría destacar algo del “Quitito”, que para mí fue una actitud que no es muy común encontrar en este medio, donde acá lo mas común es pegar un codazo y tirar al compañero para el costado, donde la ética es muy escasa, donde el respecto entre colegas y compañeros es ausente, “Quitito” tuvo una actitud que lo pinta de cuerpo entero como era él, de respetuoso y buen compañero. En una oportunidad, esto era por el año ´82 u ´83, “Quitito” Araújo estaba trasmitiendo en Radio Fortaleza, y yo había comenzado a trasmitir en mayores en Difusora Rochense, se produce uno de los tantos cambios que suelen suceder en los equipos deportivos de las Radios, pasa a relatar Néstor Moreno Mederos en Radio Fortaleza y deja “Quitito”. Por razones laborales Araújo quería mantener su afiliación médica, y me dice que va a ir a hablar con el Director de Difusora Rochense, Néstor San Martín, con quien mantenía una muy estrecha vinculación, para solicitarle el reingreso a la emisora. Pero antes de ir hablar con San Martín viene hablar conmigo, que recién comenzaba, que prácticamente era un gurí, para ver si a mí no me molestaba, si no me parecía mal, que él no quería ocupar mi lugar. Él – que ya tenía una muy vasta trayectoria y yo recién comenzaba – tuvo esa delicadeza de ir hablar conmigo sobre lo que iba hacer, siempre y cuando yo le diera el visto bueno. Era un tipo con un respeto por el colega, el compañero, verdaderamente espectacular.

Siempre tuvimos una muy buena relación, obviamente eso profundizo más la amistad que mantuvimos.

Era todo un personaje, uno de los grandes que ha tenido el micrófono de Rocha, fundamentalmente de radio, que fue su gran amor y porque era un compañero con todas las letras, un tipo que vivía la vida, un padre de familia que se preocupaba por sus hijos, que tenía su lado de disfrute de la vida, pero siempre dándole el lugar preponderante a Norma, su señora, como su gran compañera de todos los días, hasta que un día repentinamente nos dejó y la verdad es que yo siempre lo tengo presente en forma permanente.”

 

 

5. Un adiós

 

Cuando Ángel Araújo Silvera falleciera, el periodista Mario Barrios González, escribía a los pocos días un artículo en el periódico “La Palabra”, en su espacio semanal, el siguiente artículo, el que transcribimos textualmente: “El tema del momento” – HOY: El Triste adiós –  Se ha cerrado una nueva emisión de fútbol, por los micrófonos de la vida, se ha bajado un telón del escenario de los días, se ha quebrado la copa sobre el mostrador de las ilusiones. Se calló la voz del Quitito para siempre. Su pequeña figura, envuelta en aprecio, de amistad y estima, solo nos deja recuerdos, llenos de anécdotas y lágrimas. Y hoy queremos también estar, junto a Norma, Milo, Gaby y Pancho, los herederos firmes, de una vida ejemplar. Se nos ha marchado el relator, el gran actor pero por sobre las mil y una cosa, se nos ha marchado el hombre, el amigo.”

 

 

 

 

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