Justo Plá Viera

Sumario: 1. Introducción – 2. Los años dorados – 3. La sociedad empieza a cambiar – 4. El origen de estas tierras – 5. Los primeros fraccionamientos – 6. Comercios señeros – 7. El vértice inicial – 8. Reseña personal: Gastón Arimón – 9. Epílogo

El Chuy en 1953: Avenida Brasil esquina Gral. Artigas donde hoy está  Cambio Gales. Foto tomada en dirección oeste, hacia la salida a Lascano

El Chuy en 1953: Avenida Brasil esquina Gral. Artigas donde hoy está
Cambio Gales. Foto tomada en dirección oeste, hacia la salida a Lascano

1. Introducción

En diciembre de 1942, la Dirección General de Catastro y Administración de Inmuebles Nacionales procedió mediante la contratación del Agrimensor Luis A. Carballo a confeccionar el plano oficial del entonces “Pueblo Chuy”, demarcando su planta urbana y sub-urbana. Tal plano obviamente no significó el nacimiento poblacional de la entonces villa pero por primera vez surgió un plano que relevaba la población existente y programaba un plano directriz para el desarrollo futuro.

La planta urbana quedó en aquel entonces comprendida en dos partes: la primera constituida casi por un triángulo rectángulo, donde estaban las manzanas “Seis” a “Veinticuatro”, con sus solares delimitados y con sus respectivos padrones hasta parte de la manzana número veinte. El resto de estas manzanas, hasta la número veinticuatro, estaban constituidas por un solo o pocos padrones, por las razones que más adelante explicaremos. (*)

Esta primera parte daba frente al norte al Camino Internacional, hoy Avenida Brasil; al este, con parte de la calle que en éste plano se ubica como la calle Número l ,-hoy denominada León Ventura-; al sur, con el camino vecinal a “La Higuera”, hoy denominada calle Samuel Priliac; y, al oeste, con la calle que en este plano figura como la Nº 27, y que hoy es la calle Arroyo India Muerta .

Como se ve, se excluía de la planta urbana a las manzanas números “Uno” a “Cinco”, aunque figuraban con solares y sus respectivos padrones y estaban entre las calles números 27 al este, o sea la ya citada Arroyo India Muerta; y al oeste con la calle número 31, hoy denominada Río Olimar; y la Avenida Brasil al Norte y calle Samuel Priliac al Sur.

La otra parte que constituía la zona urbana según este plano, comprendía las manzanas números “Veinticinco” a “Veintiocho”, en las cuales figuraban los solares con sus respectivos padrones.

Esta parte urbana estaba adjunta a la anterior por medio de la calle Samuel Priliac; al oeste daba frente al antiguo Camino Nacional, lo que hoy constituye la Avenida España; al sur, con la ya entonces denominada León Ventura, pero que hoy es la calle Sargento Francisco de los Santos; y por el este, con la indicada en este plano con el número “Uno” que es hoy la denominada León Ventura.

A continuación de esta planta urbana hasta el arroyo Chuy estaban una serie de fraccionamientos y chacras que aunque no se especifica en dicho plano, podemos decir que es zona sub-urbana, pues terminaban lindando con campo de José Fernández, estos sí especificados como padrones rurales.

Partiendo entonces de lo que hoy constituye la Avenida España hacia el oeste, y suponiendo que transitamos por la calle Samuel Priliac, todo lo que queda a nuestra izquierda era en aquellos tiempos zona rural, sin poblaciones, excepto la esquina que da al este con Avenida España y al norte, con calle Samuel Priliac, donde estuvo instalado el comercio de Jesús Fernández, dueño de ese campo, y por la época que estamos relatando, la sucursal Chuy del comercio de don Leopoldo Fernández Tuñón con su casa de familia, donde más tarde aún funcionó como anexo de la Escuela No. 28.

En este tránsito que ficticiamente estamos realizando, siempre a nuestra izquierda, se encontraban a prudente distancia unas plantaciones de eucaliptos de más de 20 metros de altura y troncos de más de un metro de diámetro, de manera de permitir que entre ellos y la calle estuviera la cancha de fútbol, dónde domingo a domingo se realizaban los encuentros entre los equipos existentes que lo eran Peñarol, Nacional, el recién constituido San Vicente y Las Piedras del vecino pueblo l8 de Julio.

La cancha se extendía desde aproximadamente la antigua Comisaría, hoy sede del Club San Vicente, hasta más o menos la actual calle Laguna de los Patos. Este predio rural se encontraba alambrado en todo su perímetro, especialmente el que daba frente a la hoy Avenida General Artigas, el cual se utilizaba para poner ganado y los carniceros para hacer sus carneadas. Siguiendo más adelante, nos encontrábamos con los predios rurales de don Avelino Moreno y Ambrosio y Florencio Mena.

En consecuencia – volviendo a la planta urbana que hicimos mención anteriormente -, podemos destacar que la misma se desarrolló originariamente desde lo que es hoy calle Tito Fernández hacia el Arroyo Chuy.

Ello se explica porque aquí estaban los organismos estatales más importantes, comenzando por el edificio de la Aduana – una verdadera reliquia -, la Oficina del Correo, de Rentas, la Escuela, el comercio y casa de familia de don Leopoldo Vogler en la esquina que forman la Avenida Brasil y la hoy calle Elías Lizardo. Luego continuaba la fábrica de tabaco y elaboración de café propiedad de don Silvio Fossati, en cuya entrada y en sus costados existían árboles muy altos de álamos plateados, la quinta y su propia casa de familia. Después continuaba el incipiente comercio del señor José María da Costa, con su servicio de bar, peluquería a cargo de “Pepito” González, y la agencia de viajes de la empresa pionera de Mazul, que hacía la línea Castillos-Santa Victoria -que luego se constituiría en el conocido Hotel “Frontera”-; y contiguo, el comercio de la sucursal Chuy de Leopoldo Fernández Tuñón. Más adelante veremos las relaciones comerciales y familiares que se producirían con estos vecinos en razón de los matrimonios que se celebraban entre ellos.

No podemos dejar de mencionar aquí que enfrente, del lado brasileño, estaba la conocida pensión de Juan Silva, otro edificio precario que servía como depósito, propiedad de Silvio Fossati, y la edificación donde Samuel Priliac tenía su actividad comercial.

 

2. Los años dorados

Por entonces eran tiempos de la Segunda Guerra Mundial donde lucharon los rochenses Domingo López Delgado y Pedro Celestino Milano, proveniente éste último de una familia de San Miguel. Había pasado el primer triunfo mundialista en 1930, hazaña reiterada en 1950 luego del ostracismo deportivo impuesto por la Guerra.

En lo nacional fallecido Batlle y Ordoñez en 1929 había sobrevenido el gobierno dictatorial de Terra, más tarde Baldomir seguido por Amézaga y Berreta quién a su fallecimiento fuera sucedido por Luis Batlle Berres.

Todos estos hechos que estamos relatando y otros propios de la vida cotidiana eran vividos intensamente por los vecinos en este lugar, tan alejado aún de los grandes centros poblados como Montevideo; y los medios para enterarse de las noticias eran naturalmente los diarios, que los había profusamente, como “El Día”, “El País”, “El Debate”, “La Mañana”, “El Plata”, etc. y cantidad de revistas como “Mundo Uruguayo” y la infantil “Billiken” proveniente de argentina, pero fundada por el rochense Constancio C. Vigil. También daba sus primeros pasos la radiodifusión en los comienzos de la década de 1930 que libraba las noticias al instante, las radios novelas y las situaciones divertidas del “Tola” y “La Chimba”, seguida en todos los hogares al mediodía.

En lo regional estaban pasando cosas muy importantes que abrieron para el Chuy las puertas del porvenir, dada su privilegiada posición geográfica fronteriza.

En primer lugar, se había dispuesto por el gobierno la restauración de la Fortaleza de Santa Teresa y del Fuerte de San Miguel, dos monumentos históricos de la época de la colonia, a cuyo frente se puso al historiador don Horacio Arredondo, que realizó una obra gigantesca por la que el país, y especialmente los rochenses, le debemos estar agradecidos.

En segundo lugar, el mejoramiento de las carreteras hizo mucho más fluido el tránsito, quedando atrás la época de las diligencias y haciendo posible el transporte vehicular no sólo de los coches – que eran motivo de admiración, a cuyo ruido del motor los vecinos salían presurosos para verlos pasar – sino también la aparición de los primeros ómnibus para el transporte colectivo de pasajeros. Ya hicimos mención a la empresa Mazul, luego apareció la “C.O.P.E.”, antecesora de la “O.N.D.A.”, con ómnibus chicos que salían de Montevideo en la mañana, llegando al Chuy y 18 de Julio en la tarde, o sean que viajaban durante todo el día. Para quienes lo hacían, sobre todo las personas más modestas, constituía una verdadera hazaña de la que luego presumían ante sus vecinos y amistades que a su vuelta se reunían en corro para preguntarle sobre las novedades de la gran ciudad. El requerido se prestaba gustoso a contestar haciendo gala de sus conocimientos y hasta imitaba la forma de hablar del montevideano, sustituyendo el “tú” tan propio del hablar rochense por el “vos”, acentuando la conjugación de los verbos y alargando las frases, -a veces en forma exagerada-, para deslumbrar aún más a sus contertulios.

Otra obra importante fue la construcción de los dos puentes sobre el arroyo San Miguel promediando la década de 1940, lo que permitió la comunicación vehicular aún en invierno con las localidades vecinas de 18 de Julio, San Luis y Lascano, aunque aún se mantenía el sistema de balsas sobre el arroyo Isla Negra y río San Luis, donde la construcción de puentes se hizo en época posterior.

 

3. La sociedad empieza a cambiar

Para el Chuy en esta época ocurrieron los siguientes hechos de importante significación para la comunidad: uno lo fue la instalación en forma permanente del Escribano Gastón Arimón en 1931, lo que permitió no solamente contar con un profesional eficaz y competente sino que eliminó el problema de que ante cualquier negocio hubiera que trasladarse a Castillos o a la ciudad de Rocha, o esperar, como se hacía habitualmente, a que algún escribano, generalmente de dichos lugares, viniera en sus recorridas periódicas, algo sustancialmente diferente al vértigo de los negocios en el marco del mundo hipercomunicado en que hoy vivimos.

En aquellos años, por ejemplo, en Castillos estaban los escribanos Enrique Díaz y Jaime y Aquiles Rubio; en Rocha, Orosmán de los Santos, Eliseo Marzol, Diego Costas, Gregorio Anza y Ángel María Rivero.

Este último sobre todo, casado con Aurora Díaz y Jaime, hermana del escribano referido, tenía campos en esta zona, que su única heredera su hija Olga María Rivero, recientemente fallecida, conservó y cuyas edificaciones se puedan ver desde la Ruta Nº 9, cercanas a la estancia de la sucesión de Walter Russomano.

El escribano Arimón nació en la ciudad de Rocha el 24 de octubre de 1904, donde trascurrió su infancia y juventud; y allí cursó sus estudios primarios y secundarios, hasta culminar en la ciudad de Montevideo, donde en 1929 obtuvo su título profesional.

Comenzó a ejercer en la ciudad de Rocha, alternando también con la entonces Villa de Castillos, pero ya a fines de 1930 comenzó a contactarse con esta zona, especialmente con San Luis, gracias a su vinculación con el señor Amado Cardoso, a la sazón edil Departamental, quien lo convenció que se estableciera en este lugar, lo que así hizo a partir de 1931. En l942 contrajo matrimonio con Leonilda María Ventura Vives, nieta de León Ventura y Flora Bernarda Rodríguez, a los cuales por su importancia más adelante nos referiremos.-

El otro acontecimiento importante fue la fundación en 1946 del Rotary Club de Chuy con el padrinazgo del Rotary Club de Castillos, que aglutinó a las personas más importantes de la localidad, e incluso de la zona, lo que trajo como consecuencia que se encauzara su progreso por medio de esta institución de servicio.

Así enseguida apareció la energía eléctrica, que al principio sólo estaba hasta determinada hora de la noche; y que al conjuro de un corto apagón era la señal que tenían para saber los minutos que disponían los que necesitaban llegar a sus casas.

La llegada del primer médico en forma estable fue en 1950, siendo el mismo el doctor Eladio Aristimuño; se logró la instalación de la Sucursal del Banco de la República y el servicio de Aguas Corrientes y la fundación del Liceo, por decir los logros más importante, ya que a partir de entonces no hubo obra alguna en bien de la comunidad, que no contara con la iniciativa del Rotary Club. Fueron sus fundadores entre otros: Samuel Priliac, Gastón Arimón, Alem Fossati, Feliciano Iglesias, Julio Fernández Gatti, Mauro Silva, Elver Decuadra, Tito y Antonio Fernández Vogler, a los que más tarde se agregaron los doctores Eladio Aristimuño y Manuel Iglesias Ayestarán, -el primer profesional universitario auténticamente del Chuy- y el profesor Jorge Calvette Ayestarán.

 

4. Origen de estas tierras

Pero veamos retrotrayéndonos en el tiempo quienes detentaron la titularidad de este territorio desde la colonia hasta el siglo XX.

El 24 de abril de 1775, es decir poco antes de la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776, don Francisco Maroñas obtuvo la concesión de las tierras realengas ubicadas en el Rincón del Chuy por resolución del Gobernador y Capitán General de las Provincias Unidas del Río de la Plata, don Juan José de Vértiz y Salcedo, compuesta de una superficie de cuatro suertes de estancia (7.500 hectáreas) comprendida dentro de los siguientes límites: por el Norte con el Arroyo Chuy; por el Este, con el Océano Atlántico; por el Sur con más tierras realengas, más tardes denunciadas por Juan Acosta; y por el Oeste, con el Estero y Arroyo de San Miguel.

El trámite fue rápido: el 5 de abril de l775 se hizo la denuncia y el 24 de abril del mismo año, como se expresó, se hizo la concesión; es que los juegos políticos de dominación y conquista de estas tierras por parte de las Coronas de España y Portugal no admitían mayores dilaciones.

Transcurridos 47 años y fallecido Maroñas, su viuda María Espíndola de Maroñas y sus hijos vendieron a favor de Joaquín Silvera Borges, casado con María Joaquina Silvera, los derechos a las tierras denunciadas por el esposo y padre de los mismos en fecha 26 de marzo de 1822.

Estamos pues, en plena época de la Provincia Cisplatina: producida la invasión portuguesa en l817 por los ejércitos comandados por el Barón de la Laguna, Carlos Federico Lecor; vencida la heroica resistencia artiguista hasta su completa desaparición en 1820, el portugués trató de afianzar su dominio en lo que hasta entonces era la Banda Oriental.

Así se produjo la incorporación a Portugal por resolución del Congreso Cisplatino en 1821; y el 7 de noviembre del mismo año se dictó un bando por Lecor según el cual se obligó a poseedores y propietarios de tierras “a presentar los títulos de propiedad o posesión o cualquiera documentos o papeles en virtud de los cuales poseen sus campos y haciendas, a fin de que recaiga la conformación que subsane cualquier falta de solemnidad y asegure su validez y estabilidad para el futuro”. Era una forma de tratar de evitar referirse a la titulación de la época hispana.

Lecor, ya en malas relaciones con el gobierno de Lisboa, se inclinó por el Príncipe Regente don Pedro, -el hijo rebelde del Rey Juan VI-, y se adhirió a él cuando éste rehusó obedecer las órdenes de Portugal y el 7 de setiembre de 1822, a orillas del arroyo Ipiranga, se dio lo que la historia recoge como el “Grito de Ipiranga”.

Así es como se produjo la liberación de Brasil de la corona de Portugal: don Pedro I pasó de ser Príncipe Regente a Emperador Constitucional de Brasil; y estas tierras pasaron del dominio portugués al brasileño.

Luego de esta disquisición, volvemos a nuestro relato. Desde esa fecha podemos decir que fueron los descendientes del matrimonio de Joaquín Silvera Borges y María Joaquina Silvera los que perduraron a través del tiempo en la propiedad de estas tierras, -como es el caso de la Estancia “Doña Marieta” perteneciente a Edgar Danilo Borges de Almeida Peres, más conocido en su vida de relación por “Edgar Peres”, y hoy de su hijo César, chozno y bichozno respectivamente o dicho en otras palabras, nietos en cuarta y quinta generación del matrimonio referido – o que en algunos casos fueron enajenados a favor de terceros por estos descendientes, como veremos seguidamente y en lo que concierne específicamente a las tierras que hoy conforman a la ciudad del Chuy.

Es así que Anarolina y Cornelio Joaquín Silvera Borges -nietos del mencionado matrimonio-, en escrituras otorgadas el 3 de julio de l880 ante el escribano Antonio José Dantas da Gama, el 26 de marzo de 1881 ante el Escribano Juan R. Barrios y el 12 de Agosto de 1886 ante el Escribano Sebastián C. Sagarra, vendieron a don León Ventura una gran superficie de campo.

Don León Ventura era un inmigrante español, comerciante, despachante de aduana y hacendado, que casó con Flora Bernarda Rodríguez, brasileña, matrimonio que procreó seis hijos: María Higinia, León Francisco, Bernardo Víctor, Minerva Eulalia, Flora Francisca y Ruperto Aníbal Ventura Rodríguez. Fallecido don León Ventura, su viuda y sus hijos procedieron al reparto de los bienes en 1900.

 

5. Primeros fraccionamientos

Para seguir un orden cronológico nos referiremos a la primera división de terrenos efectuada por el señor José Rodríguez Acosta en el mes de marzo de 1915 según plano levantado por el Agrimensor don Facundo P. Machado.

El Agrimensor Machado era un profesional de prestigio, que como veremos realizó los otros fraccionamientos adyacentes a éste, y llegó a ocupar gracias a su capacidad la Dirección General de Catastro en Montevideo. Una sobrina de dicho profesional, la profesora Alba Machado Saralegui, a quien conocí en su desempeño como funcionaria competente al frente de la Oficina de Catastro de Rocha, fue maestra y profesora con gran preocupación por la cultura, especialmente el teatro y el canto, habiendo sido fundadora del Coro Municipal y desde el Consejo del Niño, de un Hogar de Niñas.

Esta división en solares correspondía a una superficie de 9 hectáreas 1033 metros con calles y terrenos y comprendía lo que es hoy al este la calle Arroyo San Miguel hasta pasar la calle Arroyo India Muerta al oeste; delimitando al Norte con la Avenida Brasil y al Sur con la calle Samuel Priliac.

En 1929 el señor Rodríguez Acosta fraccionó otra parte de su propiedad -también plano del Agrimensor Machado- que entroncaba con la división anterior, llegando hasta lo que es hoy calle Río Olimar, también con frente a la Avenida Brasil pero sin llegar por el sur a la calle Samuel Priliac. Esta división configuraba una superficie de sólo 4 Hectáreas 6800 metros correspondiendo a calles y solares que prácticamente llegaban hasta las propias casas del propietario, las cuales como estaba poco poblado daba la impresión que se encontraban en medio de una zona rural. Estas dos divisiones se asentaban en la fracción de campo que en 1898 había adquirido el señor Rodríguez a don Manuel Rico.

José Rodríguez Acosta fue comisario y se casó en primeras nupcias con Rosa Vigliola Crespo habiendo habido de dicha unión dos hijos: Mario Carlos y José María Rodríguez Vigliola. Este último también igual que su padre se desempeñó como comisario y desposó a Carmen Moreno Ayestarán, perteneciente a una familia de arraigo de la zona.

El matrimonio Rodríguez Vigliola estaba emparentado con el escribano Gregorio Anza de la ciudad de Rocha, quien era casado con doña Vicenta Vigliola Crespo, -hermana de doña Rosa-, quienes fueron los padres del doctor Mario Anza Vigliola, nacido el 10 de octubre de 19l0 y fallecido el 14 de octubre de 1975; y a ambos profesionales les cupo una actuación relevante en la perfección de los títulos de un caracterizado vecino chuiense como lo fue Silvio León Fossati, lo que más adelante veremos.

Aprovechamos para destacar aquí la personalidad excepcional del Dr. Mario Anza Vigliola, cuyo prestigio profesional era tal que su opinión era acatada como si fuera la propia ley en el departamento.

El matrimonio León Ventura y Flora Rodriguez

El matrimonio León Ventura y Flora Rodriguez

Volvemos ahora a don Silvio León Fossati Ventura y más concretamente, a la sucesión de su abuela Flora Rodríguez, quien luego de haber enviudado de su primer esposo León Ventura, contrajo segundas nupcias con Camilo Almada y Gargan. Doña Flora falleció en Chuy el 9 de marzo de 1933, sobreviviendo a sus seis hijos: María Higinia, León Francisco, Bernardo Víctor, Minerva Eulalia, Flora Francisca y Ruperto Aníbal Ventura Rodríguez; incluso estos tres últimos no dejaron descendencia.

En consecuencia, su sucesión se dirimió entre tres estirpes: la de su hija María Higinia, casada con don Antonio Fossati Arnelli (cinco hijos: María Laura, Dea, Carlos Amílcar, Dantón Leonardo y Silvio León Fossati Ventura); la de su hijo León Francisco, casado con Leontina Ismenia Vives (seis hijos: Leonia Flora, Leonilda María, Leonila Esmilda, Leontina Minerva, León Pedro y Leonio Bernardo Ventura Vives); y por último la estirpe más numerosa, constituida por doce integrantes, la de su hijo Bernardo Víctor, casado con María Isabel Méndez Blanco, (Bernardo Víctor, María Isabel, Minerva, Flora Regina, Mario Ruperto, María Higinia, Julio Walter, Celeste, María Esther, Gloria Blanca, Franco y Ruperto Aníbal Ventura Méndez Blanco). Como de su matrimonio en segundas nupcias con Camilo Almada y Gargan no tuvo descendencia y habiendo su nombrado esposo fallecido con anterioridad, los únicos llamados a heredarla fueron todas las personas integrantes de cada una de las tres estirpes mencionadas. Los restos de doña Flora Bernarda Rodríguez descansan junto a otros familiares en el cementerio de la ciudad de Castillos.

En la partición de los bienes dejados por la causante, a don Silvio Fossati se le adjudicó en pago de sus derechos sucesorios, una superficie de 9 has. 3.212 ms., la cual hizo dividir en solares por el Agrimensor Facundo P. Machado mediante plano de agosto de 1933. Esta división está a continuación de la que había hecho don José Rodríguez Acosta en 1915 y viene a constituir el corazón del Chuy, ya que al oeste, comienza en la actual calle Arroyo San Miguel, y al este, pasando la actual calle Laguna de los Patos comprende también el terreno del desaparecido Bar “Opel” y de la sucesión José Ramiro Nuñez, con frente a la Avenida Brasil, y mirando hacia el sur frente a calle Samuel Priliac, comprende los terrenos donde se asienta la Junta Local. Los demás terrenos de la misma manzana que dan frente a la calle Laguna Negra ya no pertenecen a este origen.

 

 6. Comercios señeros

Dentro del plano previamente citado quedó delineada la plazuela hoy denominada “Gral. Artigas” y en esta parte se fue forjando poco a poco lo que es el centro de la ciudad, sobre todo a partir del acondicionamiento de la Avenida Gral. Artigas.

Así por ejemplo, en orden más o menos cronológico tenemos lindando al oeste con calle Arroyo San Miguel y haciendo esquina al norte con Avenida Brasil el terreno donde funcionó el comercio de la firma “Maside y Correa”, luego del señor Carlos Calabuig y hoy donde se encuentra el Free Shop de su hijo Carlos Javier. En la misma manzana pero en la esquina opuesta, o sea la calle Leonardo Olivera y Avenida Brasil, estaba la tienda de Caticha donde hoy en parte está ocupado por el restaurante “Jesús”. A mitad de la manzana siguiente frente a la Avenida Brasil el Bar “Casal” donde estuvo ubicada en sus últimos tiempos la Agencia de Ómnibus de O.N.D.A. y luego seguía el terreno donde se encontraba la tienda de Teodoro Gelis.

La esquina que forma la Avda. General Artigas con Avenida Brasil, donde últimamente se encontraba el Casino, es muy emblemática, pues siendo en un principio de Juan Francisco Olivera, -una de las personas más ricas de la zona de San Miguel y San Luis-, funcionó allí al comienzo de la década de 1940, el Club Social, hasta que se trasladó a su sede actual; luego reabrió sus puertas como hotel regenteado por un argentino llamado Alberto Carballo, hasta que por problemas económicos pasó a manos de sus acreedores, constituidos principalmente por los hermanos Fossati Silveira – hijos de don Silvio -, los hermanos Fernández Vogler – hijos de don Leopoldo Fernández Tuñon – , Julio Fernández Gatti y Juan Uriarte.

Los nuevos propietarios constituyeron una sociedad para su explotación denominada “Chuy Hotel S.R.L.” quienes más tarde trajeron como administrador al señor Luis Alberto Lasso, proveniente de una conocida familia de la zona, que se había perfeccionado en el arte culinario trabajando en hoteles del Balneario La Coronilla, que en esa época estaban muy en boga.

Debemos decir que gracias a su capacidad y atención el hotel funcionó muy bien y luego, ya asociado con Luis Morán, instalaron enfrente una parrillada y sobre la Avenida Brasil un comercio de comestibles, todos con gran éxito comercial. Así mismo obtuvieron la concesión de la explotación del Parador San Miguel, lo que hizo de los negocios regenteados por la sociedad Lasso –Morán de los más conocidos y nombrados en la zona.

En la esquina formada por la calle Laguna de los Patos y Avenida Brasil, funcionó lo que fue un bar y restaurante muy tradicional, con frontón y cancha de bochas denominado “Bar OPEL” – sigla que corresponde a las iniciales del nombre de su propietario don Octavio Pereyra López-; y a continuación se ubicaba la tienda y casa de familia de José Ramiro Núñez: ambos habían sido empleados del antiguo comercio de Manuel Iglesias Vieiro, español, que se casó con Amanda Ayestarán Artigas, perteneciente a una antigua familia chuiense.

En lo que es hoy el edificio de la mutualista CO.ME.RO, se hallaba la casa de familia y la escribanía de don Gastón Arimón, cuya casa había sido reformada por don Juan Uriarte, oriundo de la ciudad de Castillos, constructor de moda en ese entonces y que había hecho varios edificios importantes en el departamento: aquí en Chuy nada menos que el Hotel Chuy y el Club Social. Don Juan era una persona muy inteligente pero con fama de distraído, por lo que circulaban anécdotas risueñas de su persona, la mitad verdad y la otra mitad si no lo eran, igual venían bien al caso.

Enfrente a la escribanía había edificado su consultorio y casa de familia el doctor Eladio Aristimuño, en la que actualmente se encuentra una filial de la mutualista Médica Uruguaya

En la Avenida General Artigas estaba el comercio de doña Guillerma Reixach de Reixach (madre de “Tito” Reixach, lamentablemente recientemente fallecido) y en la esquina de dicha Avenida con la calle que hoy lleva su nombre, funcionó la farmacia propiedad de Bernardo Víctor Ventura Méndez Blanco, que como vimos era nieto de doña Flora Rodríguez. Don Bernardo había iniciado sus actividades de farmacia en el Pueblo 18 de Julio en un edificio sito en una esquina frente a la plaza, habiendo sido el sucesor de don Ernesto Pradere, originario de la ciudad de Rocha. Don Bernardo era un hombre servicial y trabajador por cuya razón se designó esta calle con su nombre.

Antigua Sucursal del Banco de la República en Chuy (1953)

Antigua Sucursal del Banco de la República en Chuy (1953)

Por último ya en los comienzos de la década de 1960 se produce el traslado de la Sucursal del Banco de la República a su actual ubicación desde la esquina de Avenida Brasil y Antonio Fossati, donde había comenzado sus actividades.

Siguiendo siempre hacia el este a partir de la manzana que comprende a los solares que dan frente a la calle que es hoy Laguna Negra nos encontramos con terrenos que pertenecieron a la Sucesión de Juan F. Méndez. Estos abarcaban lo que hoy es parte de la manzana número “20” así como las números “21”, “22” y parte de la “23” del plano oficial, o sea una extensión que iba de la citada calle Laguna Negra hasta las instalaciones de la fábrica de tabaco y casa de familia de don Silvio Fossati.

Don Silvio Fossati, así como don Manuel Iglesias Vieira, don Leopoldo Fernández Tuñon y Ezequiel Toribio Silveira Dondero, mediante sucesivas adquisiciones de derechos a los herederos de Juan Francisco Méndez, habían quedado en un condominio en la referida fracción.

A efectos de hacer cesar el mismo a principios de 1944 se confeccionó un plano por el Agrimensor Arturo López Blanquet, del que resultó que las fracciones “1” a “6”, inclusive, se adjudicarían a don Silvio Fossati, siendo la mayor la número “5” con una superficie de 3 hectáreas 2150 metros; la número “7” se adjudicó a Exequiel Toribio Silveira; la número “8” lo fue para la sucesión de Matías Gómez (después José María da Costa); la número “9” se otorgó para Leopoldo Fernández Tuñón, abarcando una superficie de 6200 metros; y, por último la fracción número “10”, para la ese entonces sucesión Manuel Iglesias, otorgándose luego ante el Esc. Gregorio Anza por escritura de fecha l7 de agosto de l944 la cesación de condominio haciéndose las adjudicaciones en la forma que hemos mencionado.

Don Silvio no reparó en que la titulación aún no estaba en regla y mandó confeccionar un plano de división en terrenos por el propio Agrimensor López Blanquet pero que se inscribió en Catastro el 11 de noviembre de 1946, que correspondía a la fracción número “5” de 3 hectáreas 2l50 metros a la que ya hicimos referencia. Esta división abarcaba desde el linde con el terreno de la sucesión Manuel Iglesias dando frente al Este con la actual calle Numancia, luego sigue la otra manzana, la número 21, que da frente al Este con la calle Antonio Fossati; y por último la manzana número 22 que da frente al este con la calle Tito Máximo Fernández que la separaba de la fracción adjudicada a don Leopoldo Fernández Tuñón; todas estas manzanas delimitadas al norte con la Avenida Brasil y al sur con la calle Samuel Priliac.

En 1947 don Silvio le vendió un terreno a José Silvino González, conocido por el apodo de “Pepito” González, el mismo que tenía peluquería en el incipiente comercio de José María da Costa, luego “Hotel Frontera” y en 1948, vendió dos terrenos linderos al anterior a favor del Club Social Chuy, ambas autorizadas por el Escribano Gastón Arimón.

Hacemos mención expresa a estas dos ventas, una porque el señor “Pepito” González se constituyó en una verdadera institución del Chuy; en ese lugar funcionó primeramente y por muchos años la agencia de ómnibus O.N.D.A. y se distribuían por el canillita los diarios y revistas que se recibían y que constituían junto con la radio los únicos medios de difusión de las noticias.

Y la otra venta en tanto el Club Social se constituyó en la forma de reunión de la juventud y la diversión por medio de bailes que se hacían sobre todo en conmemoración de fechas patrias, y era la preocupación tanto en hombres como mujeres de ir bien atildados; mucho ahorraban para confeccionar sus trajes mandados a hacer expresamente para la ocasión a los sastres que los había y muy buenos. También cuando llegaba el carnaval la música alegre y contagiosa de la samba brasileña hacía que los jóvenes, todos con disfraces, entraran a la sala de baile formando el “cordón” en parejas sueltas que bailaban ininterrumpidamente desde el comienzo con la entrada de la reina de carnaval, entonando la letra de la samba de moda, al compás de una orquesta generalmente brasileña.

A continuación, prosiguiendo con el arreglo de la titulación, los señores Leopoldo Fernández Tuñón, José María da Costa, Raúl Decuadra, Excequiel Toribio Silveira, Silvio León Fossati, Samuel Priliac, Alem Fossati, Tito Máximo Fernández Vogler, con sus respectivas esposas, el señor José Silvino González y el Club Social Chuy por intermedio de sus representantes, confirieron poder a tales efectos al Dr. Mario Anza Vigliola, en escritura que autorizó el Escribano Gastón Arimón el 21 de febrero de 1952 para la regularización de la titulación por prescripción. Anza Vigliola actuó con su reconocida diligencia y capacidad y ya en fecha 24 de diciembre de 1952 obtuvo la sentencia favorable de prescripción treintenaria dictada por el Señor Juez Letrado de Primera Instancia de Rocha quedando toda la documentación de todos esos bienes en forma.

A partir de entonces esta zona desde la calle Tito Fernández Vogler hasta la calle Elías Lizardo que da frente a la Escuela Pública, del lado uruguayo, así como la del lado brasileño se empezó a desarrollar una importante actividad industrial y comercial constituyéndose en el corazón financiero de Chuy, que se explica no sólo por la importancia que fue adquiriendo Chuy como punto de referencia fronteriza, sino también por la calidad humana de aquellos hombres que aunque no fueron los únicos simbolizaron la cabeza visible de un Chuy que crecía vigoroso, solidario y liberal.

En efecto, en primer lugar la figura de don Silvio Fossati que en 1925 había fundado una fábrica de elaboración de café y tabacos, con su conocida marca “Puritano” – con la figura de un caballo que seguramente denotaba su afición por las carreras – y el enlatado con la marca “Don Antonio” con la efigie de su padre, emprendimiento que sin duda constituyó en la época una importante fuente de trabajo. Una vez jubilado, esta actividad fue continuada por sus hijos Alem, Ruben Antonio (“Piré”) y Armando, y por su yerno Mario Fernández Gallego, quienes constituyeron una sociedad anónima.

Luego se instaló la sucursal local de la firma “Leopoldo Fernández y Compañía” constituida por su titular del mismo nombre, inmigrante español que se había casado con la hija de otro inmigrante, doña Anastasia Vogler, y sus hijos Antonio, Leopoldo Lenin y Tito Máximo, éste casado con Silvia Fossati, y sus yernos Aldo Martínez y Liborio Fernández, todos los cuales colaboraban personalmente en la actividad de la sociedad. Esta casa comercial funcionó primeramente en lo que hoy es la esquina formada por la Avenida España y calle Samuel Priliac, donde estuvo el anexo de la Escuela Nº 28, y donde antes había sido el comercio de don Jesús Fernández. La firma “Leopoldo Fernández” tenía la casa matriz en el pueblo La Coronilla, cuyas construcciones aún se pueden apreciar cuando yendo hacia Montevideo pasamos el puente sobre el canal Andreoni, y observamos hacia nuestra izquierda. También existió otra sucursal instalada en la hoy Villa l8 de Julio, que funcionó desde aproximadamente 1947 en un inmueble donde estuvo el comercio de Manuel Gallego Rubio, también inmigrante español, casado con Magdalena Rubí. Con anterioridad esta sucursal estuvo instalada en el paso del arroyo San Miguel sobre un terraplén artificial al que se accedía por medio de una escalera del mismo material, y cuyos restos podemos aún apreciar cuando yendo para l8 de Julio, antes de llegar al puente miramos hacia nuestra izquierda. Al frente de dicha firma estuvo hasta su fallecimiento el señor Vicente Fernández Gallego, hermano de Mario, el yerno de don Silvio Fossati, al cual ya hemos hecho referencia.

Enfrente del lado brasileño se encontraba el comercio de Samuel Priliac, que por la conjunción del progreso de la zona con la personalidad de su propietario, constituía el principal punto de atracción comercial.

 

7. El vértice inicial

El maestro Elías Lizardo y sus alumnos en la primera escuela de Chuy (1905)

El maestro Elías Lizardo y sus alumnos en la primera escuela de Chuy (1905)

Finalmente, nos referiremos a ese vértice trunco con que finaliza el plano oficial levantado por el Agrimensor Luis A. Carballo en 1942 al cual hemos hecho referencia al comienzo de esta exposición.

La razón es que a nuestro entender, aquí se encuentra el cerno de la ciudad de Chuy, o sea la parte que da al este a la actual calle Elías Lizardo, enfrente a la Escuela Nº 28, calle que antes integraba la parte final del Camino Nacional al Brasil; al Sur, con el camino vecinal a San Miguel, que antes se denominó calle de “La Higuera” y hoy es la calle Samuel Priliac, y al norte, con el antes Camino Internacional y que hoy es la Avenida Brasil.

Todo este inmueble le fue adjudicado a doña María Higinia Ventura de Fossati en la partición de los bienes de su padre don León Ventura, efectuada en 1900. Allá por 1901 don Antonio Fossati construyó un edificio en la esquina de Elías Lizardo y Samuel Priliac, que destinó para su domicilio y donde crió a sus cinco hijos ya nombrados el cual aún conserva su aspecto señorial y sigue perteneciendo a sus descendientes.

En este terreno había un rancho que don Antonio Fossati prestó para que funcionara en él la primera escuela pública, lo que efectivamente ocurrió a partir del 11 de setiembre de 1905, bajo la dirección del maestro Elías Lizardo; con anterioridad existió en Chuy una escuela particular.

Producido el fallecimiento de doña María Higinia Ventura de Fossati, en enero de 1926, el Agrimensor Antonio J. Ros confeccionó un plano en el cual aparece que la esquina que da frente a la Avenida Internacional se le adjudicó a su hija María Laura, que se casó con Don Leopoldo Orestes Vogler y donde construyó su casa de familia y en la esquina funcionó el conocido comercio de su esposo.

A continuación, el inmueble con frente a las hoy calles Elías Lizardo y Samuel Priliac -comprendiendo el edificio familiar-, se le adjudicó a don Antonio Fossati. Más tarde parte de este inmueble fue enajenado a terceros, sirviendo de asiento a las Oficinas del Correo y de Rentas. Siguiendo a continuación estaba el terreno adjudicado a Dea Fossati Ventura y el adjudicado a don Silvio Fossati, ambos con frente al sur a la hoy calle Samuel Priliac.

En estos terrenos, -aproximadamente por el año 1926-, don Silvio construyó su casa, donde vivió por muchos años junto a su esposa Juana Dolores Silveira Dondero, y crió a sus hijos: María Ventura, Alem, Silvia Elda, Ruben Antonio “Piré”, Dea Inés, Uruguay Armando y Sonia Nelly Fossati Silveira. En el resto del terreno, incluido el que había pertenecido a su hermana Dea, construyó el depósito y el edificio donde funcionó la fábrica de tabacos. La partición de estos y otros bienes pertenecientes a doña María Higinia Ventura de Fossati, fue solemnizada en la escritura autorizada por el Escribano Diego Costas el 17 de Noviembre de 1927.

 

8. Reseña personal: Gastón Arimón

El Escribano Gastón Arimón, como ya se expresó, nació en la ciudad de Rocha el 24 de octubre de 1904 donde transcurrió su infancia y juventud. Allí cursó sus estudios primarios y secundarios, hasta culminar en la ciudad de Montevideo, donde en 1929 obtuvo su título profesional.

Comenzó a ejercer en la ciudad de Rocha, alternando también con la entonces villa de Castillos, pero ya a fines de 1930 comenzó a contactarse con la zona, especialmente con San Luis, gracias a su vinculación con el señor Amado Cardoso, a la sazón edil departamental, quién lo convenció de que se asentara en esta zona.

No tardó en darse cuenta del porvenir promisorio y las ventajas que tenía este lugar, así que a partir de 1931 se asentó definitivamente en Chuy; desde donde atendía los aledaños, principalmente San Luis, l8 de Julio y Gervasio, hoy Coronilla.

Para tener una idea de lo que era Chuy, y en general toda la zona de aquella época, debemos decir por ejemplo que lo que hoy constituye el centro de nuestra ciudad – comprendida entre las calles Laguna de los Patos, Arroyo San Miguel, Avenida Brasil y calle Samuel Priliac, y con una superficie de algo más de 9 hectáreas – recién fue dividida en solares en ese momento y surgió lo que hoy es la plazuela céntrica General Artigas.

 

9. Epílogo

Hasta aquí hemos reseñado lo que constituye la parte central del Chuy, tanto en su aspecto físico configurado por el plano oficial del Agrimensor Luis A. Carballo que hemos reseñado, así como de quienes fueron sus principales impulsores.

Pero el progreso hizo que se rebasara este primitivo asiento, produciéndose un ensanche de sus antiguos límites; aquí ya se insinúa la aparición de otro protagonista, con otras particularidades: nos referimos a Samuel Priliac. Pero esta es otra historia que en alguna oportunidad narraremos.

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