Julio Dornel

 SUMARIO: 1. La necesidad de una historia local – 2. Los tiempos fundacionales: Joao Silva, un hombre de su época – 3. El crecimiento demográfico – 4. Los “turcos” y el despegue comercial

 

1. LA NECESIDAD DE UNA HISTORIA LOCAL

Los historiadores locales han reunido material suficiente para escribir algunas páginas  de la vida fronteriza del siglo pasado, rescatando fechas, personajes y situaciones que permanecen en el olvido. Sin embargo está faltando que estos documentos históricos se ordenen y clasifiquen mediante una paciente investigación de equipo, donde puedan estar representados los historiadores, los estudiantes, periodistas, docentes y vecinos interesados en recuperar la información  histórica, cultural, política y económica de nuestra ciudad a partir de 1888.

Existe por suerte mucho material de imponderable valor sobre las raíces de este enclave fronterizo, las que lamentablemente se encuentran dispersas en centenares de hogares, esperando que alguien asuma la responsabilidad de ordenarlos cronológicamente y clasificarlos por temas documentales. No será una tarea fácil pero asumida por un equipo de trabajo consciente y responsable no dudamos que contaría con el apoyo popular y todo el material disperso en viejos baúles como cambalache literario pasaría a integrar valiosas páginas de la historia local. Los manuscritos e impresos que disponen algunas oficinas públicas serían de fundamental importancia para recuperar y conservar documentos históricos que tienden a desaparecer para siempre. También el material fotográfico  debe ser recuperado teniendo en cuenta que allí están documentados los principales acontecimientos de la frontera y escenas del pasado que nunca volverán a repetirse.

 

 

2. LOS TIEMPOS FUNDACIONALES: DON JOAO SILVA, UN HOMBRE DE SU ÉPOCA

 

Cuando la avenida Internacional, de distinta nacionalidad, representaba una burla para los tratados de límites que demarcaban la línea divisoria en los primeros años del siglo XIX, una moderna edificación (para la época) de barro y paja brava, estaba inaugurando la presencia de la industria hotelera en el área fronteriza. El trazado de la calle conducía inevitablemente hasta la posada de Joao Silva, mientras a pocos metros el apacible y caudaloso arroyo Chuy, continuaba la prolongación de los límites hasta su desembocadura en el atlántico. Es evidente que la actividad del pueblo estaba centralizada en la hospitalaria posada, que se había convertido  en el punto terminal de todas las diligencias que cumplían la línea “internacional” entre Rocha y Santa Vitoria do Palmar. Sin contar con los servicios indispensables de la hotelería moderna, la posada se fue convirtiendo en el punto obligado para la posta de los grandes mayorales que como Fausto Plada, Felipe Pérez, “Tico-Tico” Sosa y Mazul debían hacer un alto obligado, antes de emprender la última jornada hasta la ciudad norteña.

 

La Aduana de Chuy (1879)

La Aduana de Chuy (1879)

En ese bajo de la calle principal, que demarca los límites entre ambos países, se levantaron lentamente las primeras casas de la aldea. Eran los tiempos heroicos de las diligencias y toda la actividad estaba centralizada enla Posadade Joao Silva, donde la luz de los candiles ambientaba los relatos fantasmales del trasnoche. Los viajeros o simples forasteros permanecían estáticos mientras escuchaban la narrativa serena de los “locatarios” relacionada con los espíritus que habitaban en el monte cercano, las ánimas junto al arroyo o las “luces malas” que danzaban sobre las sierras de San Miguel. El camino polvoriento se fue transformando en calle con el tránsito de los caballos, que eran por aquellos años el único medio de transporte.

Las manos amigas de los primeros pobladores y el corazón hospitalario de Joao Silva fueron de alguna manera los elementos fundamentales que dieron base al surgimiento de esta población.  Los hechos importantes que se desarrollaban  en otras latitudes tenían inevitable repercusión en esta encrucijada  geográfica, donde la lucha por la emancipación había marcado con características propias al hombre de las generaciones anteriores. El escritor Miguel Martínez  que visitara la frontera en la década del 30 señalaba en uno de sus trabajos que “las casitas del Chuy se levantan en un bajo sobre la calle Internacional, que demarca el límite entre nuestro país y Brasil. Mitad brasileño y mitad uruguayo  este pueblo carece de fisonomía propia y como se ha desarrollado en un solo sentido, a lo largo de la calle internacional, no tiene ni siquiera la gracia de esos caseríos, de calles entrecortadas y en declive. Es un pueblo largo y triste. Enclavado sobre la frontera desarrolla una actividad sorda, subrepticia e invisible. Por eso de noche en vez de oírse en el ambiente callado el rasgueo de las guitarras o el eco de algún aire del terruño, resuenan a veces el estampido seco de las carabinas.”

Sin embargo el paso de los años fue marcando el comienzo de una nueva etapa en el desarrollo social, político y cultural   de este enclave fronterizo.

 

 

  1. EL CRECIMIENTO  DEMOGRÁFICO

Kadher Kalhed, fundador del Supermercado  “Maracaná”(1962)

Kadher Kalhed, fundador del Supermercado “Maracaná”(1962)

 

Hace 30 años esta frontera se codeaba con las grandes ciudades del interior de nuestro país, y al margen de ostentar el mayor índice de crecimiento demográfico,la Sucursaldel Banco República ganaba en forma consecutiva  el Premio ala Efectividadpor movilizar cifras millonarias en los cofres de la institución como consecuencia del movimiento comercial que registraba la frontera. Esta situación fue generando un crecimiento acelerado en las últimas décadas del siglo pasado, creando en forma simultánea serios problemas en los servicios públicos de la ciudad.

Sin embargo ese proceso comercial no dinamizó la urbanización y lo que representaba un orgullo para la zona, se transformó en un problema para un importante sector de la población.  Es posible que la zona céntrica de la ciudad no sufriera tanto los inconvenientes generados por la falta de luz, de agua, recolección de basura y arreglo de calles, pero  la  periferia se fue hinchando de fraccionamientos irregulares que no respetaban en su mayoría las ordenanzas municipales. No exageramos al decir que esta situación fue generando barrios marginados donde fueron creciendo los cuadros de miseria y carencias habitacionales. Al ser superados los servicios públicos, tampoco se dieron las condiciones que permitirían  promover la construcción de viviendas, saneamiento básico, apertura de calles y suministro de agua y electricidad. Esta situación se mantuvo latente durante varias décadas representando uno de los mayores desafíos para las autoridades municipales.

 

  1. 4.     LOS “TURCOS” Y EL DESPEGUE  COMERCIAL

 

Por aquellos años (1960/70) fueron llegando a la frontera nuevos inmigrantes conformando un raro mosaico de nacionalidades para ir aportando su experiencia y su trabajo para comenzar a definir la fisonomía de un pueblo que comenzaba a surgir sobre la linea divisoria. Valiosos documentos gráficos de aquella década evocan a la distancia el desarrollo urbano facilitado por el auge comercial generado fundamentalmente por la colectividad árabe.

Para muchos los llamados “turcos” fueron llegando al Estado de Río Grande a partir de 1890, procedentes fundamentalmente de Siria y Jordania. Para otros, también eran turcos los vascos, italianos, portugueses, japoneses y hasta los gallegos, siempre que entreveraran el idioma de los “baisanos” uruguayos. Por aquellos años eran muy pocos los ciudadanos que emigraban para los países desarrollados, teniendo en cuenta el grave problema que se vivía por culpa de los conflictos armados y la crisis económica que los mismos generaban. Por este motivo fueron surgiendo dos tipos de emigrantes. Los de carácter económico que buscaban mejores condiciones laborales y los refugiados que buscaban asilo político. El destino era incierto y había que abandonar el territorio patrio porque las guerras los empujaban hacia puntos desconocidos, dejando familiares, amigos y lugares que de alguna manera poblaban sus recuerdos durante la travesía.

A esta línea divisoria comenzaron a llegar, salvo raras excepciones, en los primeros años de los ´60 los adelantados de la colectividad árabe, sufriendo en primer término el desarraigo de toda corriente migratoria. Nuevas costumbres en tierras extrañas donde la meta principal estaba centralizada en el ascenso económico que ayudara de alguna manera a superar el sentimiento de soledad, al tener que convivir con personas diferentes. Sin embargo encontraron siempre a la población de Chuy-Chui con los brazos abiertos en una demostración hospitalaria poco común, pero que se ha mantenido inalterable cada vez que alguien busca un lugar en “la tierra prometida”.

En la actualidad un alto porcentaje de los habitantes de esta ciudad no nacieron sobre la línea divisoria y pese a que llegaron en busca de una vida mejor que lograron en su gran mayoría, es evidente que siguen aferrados a los sentimientos afectivos de su tierra natal. Señalaba recientemente la periodista uruguaya Graciela Vera desde España que “hubo una época en que emigrar resultaba relativamente fácil. En  estos años las medidas de control que ponen en marcha los países receptores nos hacen renegar y poner el ejemplo de aquel Montevideo que veía descender de los barcos, riadas de gente en busca de pan. A la gran mayoría de ellos les dimos mucho más que pan. Pero no se lo regalamos, eran emigrantes, llegaban a una tierra de promisión donde había mucho para hacer.”

Saleh Yusuf Said, padre de los fundadores de Supermercado Cairo (1970)

Saleh Yusuf Said, padre de los fundadores de Supermercado Cairo (1970)

También llegaron a esta frontera muchos extranjeros que por distintas razones debieron abandonar sus países, sus hogares y sus familiares en busca de la tierra prometida donde pudieran trabajar en paz.  Si tenemos en cuenta el desarrollo demográfico que ha experimentado esta frontera a través de su historia, nos encontramos con un alto porcentaje migratorio procedente de diversos países europeos que buscaron paz y tranquilidad en este enclave fronterizo. También a partir de 1960 se fueron integrando algunos sirios, libaneses, judíos y japoneses, dando comienzo a una dinámica comercial que fue la palanca generadora del desarrollo zonal.

Es posible que estas notas contengan un sentimiento afectivo y hasta de agradecimiento hacia los primeros extranjeros que se fueron afincando en esta frontera. Pretendemos de esta manera ir encontrando la fórmula para no perder definitivamente el rastro de las familias que con su esfuerzo fueron construyendo esta ciudad. Entre los primeros palestinos en llegar a la frontera recordamos a Ibrahim, Fathi, Fair, Abdala, Shaer y Karim, quienes fueron ganando su espacio en actividades comerciales, impulsando el desarrollo y también integrándose posteriormente a las actividades sociales y culturales de la frontera, fundamentalmente a través de sus hijos y nietos.

Es posible que las costumbres, el idioma y esa mezcla tan especial de español, portugués, italiano, japonés, alemán y árabe le haya otorgado a esta frontera una manera muy particular para distinguirla  trabajo con un “yeitiño” muy arraigado entre sus habitantes haya creado siempre abundante material para quienes han dedicado mucho tiempo a estudiar el folclore fronterizo.

Hay acontecimientos que son realmente sorprendentes, emotivos y reveladores de situaciones que nunca hubiéramos imaginado. Tal lo sucedido durante algunas entrevistas realizadas a los integrantes de la colectividad árabe en esta frontera.

En primer término llama la atención el poco apego a este enclave fronterizo, revelando una visión distinta a la que pueden tener quienes nacieron en la zona. Por supuesto que debemos tener en cuenta que se trata de una opinión comercial, de la que no podrán apartarse pese a los años transcurridos en esta ciudad. Sin embargo es fácil advertir en algunos casos un poco de angustia y temor por la situación actual, recordando con un dejo de nostalgia sus países lejanos, sus familiares, sus amigos y hasta los símbolos nacionales que un día reverenciaron para afirmar su idea de país. En esta frontera nunca sintieron que su identidad se podía degradar con las nuevas costumbres al abandonar el pasado, no tener presente ni saber cuál sería su futuro.

Otro detalle a tener en cuenta está relacionado con el manejo de la moneda y sus variantes, motivados por los cambios bruscos que experimenta la cotización. Acostumbrados a manejar la referencia del dólar en países de estabilidad económica (no social)  no se conforman con los cambios que experimenta la moneda brasileña. Para ellos mientras el dólar ni siquiera ha cambiado de nombre, ni de formato permaneciendo inalterable la figura de Washington, mientras que en estos países han desfilado más de veinte personajes en los últimos años para distinguir el valor con la figura impresa de hombres y mujeres que se han destacado en distintas áreas.

Para la gran mayoría de los integrantes de esta colectividad, lo principal ha sido desde el primer momento la instalación de un comercio y permanecer en él la mayor parte de su vida, aunque se tenga que pagar el precio emocional que puede provocar la soledad y el aislamiento que sobrellevan algunos ante las dificultades para lograr una efectiva integración social.

Los comienzos pueden haber sido más fácil de lo esperado, pero es evidente que en los últimos años las dificultades se vienen acentuando y el sueño de la riqueza fácil ha desaparecido.  Para muchos ha quedado en el olvido la travesía del Atlántico en un barco de tercera, hacinados en sus bodegas. Ahora sus descendientes toman algún amargo, juegan al truco, tienen una institución social, cementerio, fundaron un equipo deportivo que llevó al fútbol fronterizo a los primeros planos del deporte nacional y en un hecho sin precedentes plantaron un olivo conjuntamente con un representante de la colectividad judía.

La tradición democrática de esta frontera está muy arraigada en cada uno de sus habitantes que recibió siempre de brazos abiertos, sin distinción de credos ni de ideologías políticas a quienes fueron llegando con sus maletas en busca de paz, tranquilidad y trabajo.

 

 

 

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