Estrella Izaguirre

 

SUMARIO: 1. El necesario reconocimiento a una generación – 2. Auspiciosa apertura – 3. Segundo destino: Administración de Rentas – 4. El Centro Cultural “Elida Marquizo”- 5. La Profesora María Élida Marquizo

1. El necesario reconocimiento a una generación

 

Cuando iniciamos un trabajo como el presente respecto a un edificio que lleva una muy larga e indiscutida historia se hace imprescindible una cronología de hechos que entre otras cosas significan un enorme reconocimiento a nuestros antepasados.

Reconocimiento a este tipo de obras a quienes tuvieron la fuerza, la valentía y un franco deseo de superación, por lo cual hoy nos sentimos, más que orgullosos de  ser rochenses. Fueron los protagonistas del naciente departamento, los que modelaron con su pujanza nuestra ciudad y que todavía hoy queda su impronta en toda una arquitectura que hermosea nuestra ciudad y que debemos preservar.

En el caso que nos ocupa sus constructores fueron una familia que luego de muchos sacrificios, de lograr una posición económica estable, decidieron ofrecer al solar que los acogió y les brindó múltiples posibilidades, una retribución que debemos hoy valorar en su total dimensión. Así, con el afán de hacer crecer el terruño que les dio su bienvenida se transformaron en los verdaderos titanes de nuestra Rocha de ayer.

Esa Rocha de ayer, que palpita en nuestros corazones, porque en ella, reconocemos que están nuestras propias raíces.

Este es el caso de José M. Llana, el que hoy nos convoca, a contar su historia.

 

 

2. Auspiciosa apertura y agónico fin

 

 

El 6 de noviembre de 1895, apareció en el diario “El Pueblo”, el primero de los avisos comerciales, que se harían costumbre al paso de los años. Don José M. Llana, había dado comienzo a sus actividades comerciales, puertas que se abrían al público; mientras continuaba con la construcción de la planta alta, con un entrada lateral – que de todas maneras comunicaba con el comercio – para alojar a su familia.

 

“El comercio “La Honradez” anuncia al público rochense un gran surtido en los ramos de Tienda, Almacén y Ferretería .

A continuación detallamos algunos artículos, haciendo omisión de la mayoría por su gran extensión.

Tienda y Ropería: Géneros para vestidos, gran variación en gustos y clases, como ser: muselina, piqué de colores.

Velo de monja, géneros de lana y seda, rasos de color, gró de seda y negro, paño de seda, bengalitas y cortes de vestido en caja, etc.

Corsés: surtido completo de la mejor “Fábrica Nacional”; formas de sombreros para Señoritas; sombreros  para adornarlos, última novedad, id. para niñas.

Flores artificiales, Azahares, Cintas de Seda,

Tules y Blondas, Puntillas hilo y algodón,

Festones y embutidos.

Abanicos, Guantes de seda y de cabritilla, sombrillas y piragüitas.

Cinturones, faldones de piqué y de cachemir para bautismos; Tapados para señoras, etc.

De esta misma forma se destaca todo lo relativo a:

Camisería y Sombrerería para caballeros.

Perfumería, Zapatería, Almacén, Ferretería….

Precios módicos.

Rocha, noviembre 6 de 1895

José Ma. Llana e hijo

 

N.B. Tenemos Yerba Paraguaya y del Brasil, elaborada por la Fábrica Nacional de los Sres. Rico y Godoy.”

 

La construcción y el comercio impactaron en nuestra por entonces progresista ciudad. Era un edificio de características especiales que se destacaba del común de las construcciones de nuestra época, generalmente constituidas por casas de una planta. Tal impacto no pudo menos que explicitarse en la prensa por los cronistas de época.

“El Pueblo”, en su edición del 18 de diciembre de 1895, publicaba el siguiente artículo:

   “Ya se destacan en medio de nuestra floreciente ciudad los elegantes contornos del magnífico edificio que hace construir en la calle, de la Sierra (hoy 18 de Julio), el considerado comerciante Don José M. Llana.

   Como no se trata de una construcción vulgar, que venga a aumentar la edificación local, sino una obra de verdadera importancia, por la magnitud de sus proporciones, merece por cierto, una especial mención, aun en el estado preparatorio en que se  halla. Nadie desconocerá cuanta importancia aportan para la ciudad de Rocha construcciones de tal naturaleza. Por eso, es merecedora de caluroso encomio, la resolución del Sr. Llana y digna muy por demás de repetida imitación.

   El Sr. Llana en la más honesta ruta de la vida comercial que ha abrazado desde hace muy largos años, constituyó, para si y para los suyos, una posición desahogada y envidiable, la que aunada al, considerado nombre de que goza, importa la más redonda fortuna que pueda ambicionarse.

   Inspirado en las afecciones que lo ligan a nuestro Departamento, ha dado una inequívoca demostración de ese sentimiento propendiendo con verdadera eficacia al engrandecimiento local, con la construcción de tan hermosa finca.

   Cuan dignos de aplausos y alabanzas serían tantos otros acomodados habitantes de esta zona, ya nacionales, como extranjeros, que gozando de iguales o mayores bienes o fortuna, sepultan sus capitales en el oscuro fondo de sus gavetas, sin importarles, ni preocuparse del adelanto de su  suelo, si son orientales; ni del país que les ha dado albergue y comodidades, si son extranjeros.

   Con demasiada frecuencia se presentan ante nuestros ojos ejemplos de esta innegable verdad, afeada más aún, por el proceder de no pocos, que una vez hecha su bolsa en nuestro territorio, alzan vuelo y retornando a sus lares, solo dejan el recuerdo doloroso de sus usuras y sus exacciones.

   Por eso, ¡con qué íntimo regocijo se considera y contempla la progresista actitud del Sr. Llana!

   Para eso, con verdadero entusiasmo, cabe tributarle efusivos plácemes, calurosos aplausos; tendientes todas estas demostraciones a realzar su progresista y ejemplar iniciativa. Vemos con complacida admiración, agitarse a diario, sobre el andamiaje de la construcción numerosos artesanos, los cuales, como eslabones de la interminable cadena de la vida humana, se trasmiten entre sí -y directa o indirectamente- a los demás obreros del Planeta los frutos del trabajo, por las transacciones necesarias a la subsistencia.

   Animados por estas impresiones adelantamos con verdadero placer nuestros parabienes al Sr. Llana, deseando que muy en breve podamos renovarlos, al ver dada la “última mano”, en aquella obra, verdaderamente alentadora, para los que ambicionamos el progreso local”.

En la documentación de la Sección Archivo de la Intendencia Departamental de Rocha; encontramos la solicitud del permiso para edificar; el cual fue solicitado por Don José María Llana el 6 de febrero de 1899 y que el constructor que tendría a su cargo la obra, sería Don Laudamás Demichelli.  Esta solicitud fue dirigida al Presidente de la Junta Económica Administrativa Departamental, función que desempeñaba en ese entonces el Dr. Julián Graña. La obra fue autorizada formalmente el 28 de marzo de 1899. Decimos formalmente porque la obra fue regularizada a posteriori de su construcción, hecho que aún sigue siendo común en nuestros días; aunque resulta excepcional para un comercio de tal porte.

La construcción en aquellas épocas no era sencilla. Rocha era una localidad lejana de la capital nacional y los materiales escaseaban, y aún más a medida que aumentaba el refinamiento del adquirente.

Aquí podemos informar al lector, que en esos años, era la época en que los materiales de construcción, así como eléctricos, mármoles, vidrios de colores para claraboyas, mayólicas, madera, loza, etc. llegaban en vapores hasta nuestra costa rochense – en el novel puerto de La Paloma – y desde allí eran traídas en carretas, tiradas por bueyes, arribando en verdaderas caravanas a nuestra ciudad siendo el lugar de descanso de las boyadas y carreros en la Plaza de las Carretas, actual Estadio del Tenis.

En este edificio había un enorme galpón y caballeriza por la calle Santa Teresa (hoy 19 de Abril), donde además de guardarse los charrets y volantas del titular, las carretas descargaban materiales para la obra en primera instancia y luego, todas las vituallas e implementos que se vendían en el comercio de ramos generales de Don José Ma. Llana. El mismo se transformó después, en  el depósito de mercadería para la venta al público.

Fueron transcurriendo los años y el comercio se constituyó en el más importante de la ciudad y del departamento. El negocio fue muy próspero y seleccionamos y adjuntamos, para entretenimiento del lector, algunos de los anuncios que se publicaron y que han estado a nuestro  alcance, tanto en diarios como revistas de la época.

Angel María Luna así lo veía: “En el local que actualmente ocupa la Dirección de Rentas, abría sus puertas tentadoras la Casa Llana: de un lado la tienda; recorriendo sus pasillos alfombrados, se llegaba a los probadores perfumados por los que desfilaban cantidades y colores lejanos: mercería y sedas francesas, casimires ingleses, sombreros, bastones, galeras, sombrillas, lociones importadas… Por la calle 19 de Abril, el almacén, con “olor a almacén”, repleto de fragancias exquisitas, de orejones, de pasas y de especias y con las estanterías luciendo el orgullo de las mejores bebidas del mundo…”[1]

Pero como principio quieren las cosas, también llega el momento de un final. El comercio comenzó a declinar con el paso de los años. Su titular envejeció y enfermó y sus hijos no supieron o pudieron manejar el comercio con la misma capacidad comercial de su padre. Los tiempos económicos también fueron cambiando y la competencia aumentó.

La quiebra finalmente llegó y el comercio cerró.

Un hermoso local sin actividad comercial, se cerró en la esquina de las calles: de la Sierra y Santa Teresa.” Así lacónicamente rezaba un titular que informó en la prensa en 1927 acerca del fin de una época. Ni siquiera decía el nombre del comercio. No era necesario, pues para todos era un referente.

 

 

3. Segundo destino: Administración de Rentas

 

 

La potestad de recaudar tributos por el Estado es una función nunca descuidada y mucho menos olvidada. Se tienen datos de la primera Oficina de Rentas en 1893 y poco después el diario “La Democracia” publicaba:

   “Se avisa al público que el pago de Patentes de Giro correspondiente al año 1896, deberá efectuarse en todo el mes de enero próximo.

   Rocha diciembre de 1895

   J. Ángel Gallarza –Administrador”

   Gallarza fue el primer Administrador de Rentas del departamento, una oficina que a lo largo de los años asumió distintas designaciones pero un mismo fin: cobrar impuestos.

El Ministerio de Obras Públicas – como era su nombre por entonces – adquirió el inmueble del viejo comercio Llana. Por convenio entre instituciones estatales el bien fue cedido a la Administración de Rentas – actual D.G.I. –  comenzando a funcionar allí a principios de 1930, actividad que se desarrolló hasta el presente siglo, cerrándose un ciclo del viejo comercio emblemático en el 2001, cuando se produjo el abandono del inmueble por dicha oficina. El inmueble a esa fecha también tenía en su planta alta funcionando al Poder Judicial, concretamente al Juzgado de Paz Departamental.

Por ese entonces el estado edilicio ya era precario por demás, debido a que los años habían ido haciendo su efecto y pocas reparaciones se habían hecho a lo largo de las décadas. El peligro de derrumbe se hacía inminente en varias partes del edificio amenazando a funcionarios y transeúntes.

En el momento en que se trasladó la oficina impositiva; quedó un  edificio vacío, herido de muerte, que daba a los rochenses, al observarlo, una gran nostalgia y dolor. Fueron muchas las solicitudes de los funcionarios mientras trabajaron pidiendo reparaciones en varias oportunidades. Las soluciones nunca llegaron, los peligros eran muchos y es así finalmente se logró el traslado para el edificio contiguo al B.P.S., en el Paseo Peatonal, Mtro. Dagoberto Vaz Mendoza.

Nos pareció oportuno, aclarar, que en este edificio trabajaba: en planta baja, la Oficina Recaudadora y en el 1er. piso vivía; si lo aceptaba; el Jefe  Encargado Administrativo.

Según investigación realizada, fueron los primeros Jefes Encargados – los que  vivieron en el primer piso –  entre otros a: Segundo León, José B. Urrusti,  José Berterreche y el último; el Sr. Espartaco Valgoi  los que aceptaron en su momento vivir en el edificio, hasta su retiro.

Se debe  recordar, que estuvieron, luego de reparaciones imprescindibles  en este primer piso, funcionando, el Juzgado Departamental de Paz, por un lapso aproximado de diez años. También estuvo allí la Defensoría de Oficio; esto sucedía cuando aún se encontraba trabajando allí; la “Unidad Operativa  Departamental Rocha de la Dirección General Impositiva”, en planta baja.

 

 

4. El Centro Cultural “María Elida Marquizo”

 

 

El Centro Cultural María Élida Marquizo la noche de la inauguración

Luego de casi de una década de estar cerrado y en permanente deterioro vuelve el viejo comercio Llana a la vida.

Así según Expediente Nº 4289, de fecha 22 de febrero de 2010, con anuencia de la Junta Departamental de Rocha se designó al remozado edificio en el nombre de María Elida Marquizo.

Visitamos el edificio antes del inicio de las obras: grande, muy grande fue el asombro, realmente más que alarmante: pisos tapados de palomas muertas, otras que volando se daban contra los vidrios y caían para el interior, roedores muertos por doquier, el abono era el sobre piso. La realidad: un verdadero cultivo infeccioso. Pero por sobre todo esto, una gran esperanza latente.

En el año 2007, el gobierno departamental encabezado por Artigas Barrios con el aporte del gobierno de Islas Canarias y la Cooperación Descentralizada a cargo del Gobierno de Santa Cruz de Tenerife, se puso en marcha el proyecto que culminó en la hermosa realidad que hoy tenemos y de la que todos nos enorgullecemos.

La obra tuvo su comienzo el 21 de abril de 2007 y fue realizada en su totalidad por mano de obra municipal, siendo el proyecto puesto en marcha realizado por el Arq. Andrés Robaina.

 

 

5 . La Profesora María Élida Marquizo

 

Profesora María Élida Marquizo: mujer pionera de la cultura de Rocha

El Centro Cultural recientemente inaugurado lleva el nombre de María Élida Marquizo. Pero ¿quién fue ella?

Fue una mujer pionera de la cultura de Rocha, si bien no era nativa de nuestra tierra. Había nacido en Paso de los Toros, Tacuarembó, el 23 de setiembre de 1924 y falleció en Rocha el 20 de noviembre del 2002.

Siendo muy joven, su madre Doña Juana Garicoits, habló con su hermano Farmacéutico, Don Polonio Garicoits, establecido en nuestra ciudad, quién era hombre de vasta trayectoria comercial e incluso política, quién llegó a ser diputado por el Partido Nacional. El motivo: era la posibilidad de que sus dos hijas María Élida y Alba pudieran venirse a Rocha ciudad más cercana a Montevideo. Y así sucedió.

Ya con 18 años la inquieta María Élida era Prof. de Música. Es en este momento, cuando en representación del “Conservatorio Kolischer” de Montevideo las dos hermanas, María Élida y Alba, iniciaron la enseñanza de música en nuestra ciudad.

Culminó mientras tanto su carrera de Magisterio en el Instituto del Mtro. Rosalío A. Pereira, aunque nunca ejerció como maestra de Primaria.

El éxito coronó la actividad del “Conservatorio Kolischer”, a cargo de las ya profesoras María Élida y Alba Marquizo. Contaba con numerosos alumnos y las pruebas de fin de año, eran tomadas por destacados Profesores, que concurrían desde Tacuarembó y Montevideo.

Su calidad interpretativa no dejaba lugar a dudas e incluso cuando fue liberada París de los nazis, en agosto de 1944, ella ejecutó la polonesa “Heroica” de Chopin, en el Teatro “25 de Mayo”, en emocionado homenaje. Juan Angel Gabito Bourgounoux la recuerda así: “Se realizó una Conferencia en Plaza Independencia, y culminó en el viejo Teatro “25 de Mayo” con alocuciones y la interpretación al piano de la Polonesa Heroica de Chopin, por la Profesora María Élida Marquizo. No creo que esta mujer haya logrado, posteriormente, llegar de manera tan profunda al alma popular como lo hizo esa noche, con vehemencia, con violencia casi, para festejar la liberación de la cuna de la cultura occidental.

El Intendente Arq. Arístides Lezama fundó en 1945 el Conservatorio Municipal  de Música, incorporándose al staff del mismo nuestra biografiada. Más que curiosamente el Conservatorio pasó a funcionar en la calle Ramírez 127 (edificio que ocupa hoy Difusora Rochense). Allí estaba instalado el “Conservatorio Kolischer”, de las hermanas Marquizo, quienes lo cedieron con todo su alumnado a la Intendencia Municipal para el funcionamiento del Conservatorio Municipal de Rocha, que inició sus actividades el 2 de abril de 1945.

Su primer director fue el Prof. José Yanneo (violín y solfeo); y el cuerpo docente lo integraban María Élida y Alba Marquizo (piano y solfeo); Gertrudis Pioli y Olga Presa (solfeo y piano); Pantaleón Davezac (guitarra y solfeo); Atilio Alicastro (trombón y solfeo) y se inició un pequeño Coro bajo la dirección del Mtro. José Agustín Peri.  Se incorporaron luego otras profesoras como Iris Brunet, Selva Paz, Mirta Oyarvide y “Titina” Schiavo.

En una de sus visitas a Paso de los Toros tuvo oportunidad de escuchar el Coro de aquella ciudad y quedó eclipsada por su desempeño. Habló con su Director y le propuso que, con la previa anuencia del Intendente Arístides Lezama, lo invitaría a venir a nuestro departamento.

El invitado aceptó, y Rocha tuvo luego de las gestiones pertinentes, la posibilidad de concretar una realidad cultural iniciada a partir del 29 de abril de 1946. Nacía así el Coro Municipal dirigido por el Mtro. Néstor Rosa Giffuni, acompañado al piano por la Profesora María Élida Marquizo; coro que ha sido un referente cultural ineludible en nuestra tierra.

Otra faceta fue la docencia en secundaria. María Élida fue profesora de Literatura en el Liceo Departamental “Cora Vigliola de Renaud”, además de Profesora de  Educación Musical.

Trató también como docente de elevar el nivel cultural de los jóvenes, a quienes consideraba como el elemento fermental del desarrollo cultural de la sociedad, fomentando desde iniciativas sobre folklore rioplatense hasta el refinado estudio de Cervantes y Ruben Darío.

Por razones burocráticas, en el mes de marzo de 1956, el Mtro. Héctor Tosar Errecart – que venía ejerciendo la dirección desde el año anterior en el Conservatorio Municipal – se alejó  y a impulso de la Prof. María Élida Marquizo, se fundó la Escuela de Música de Rocha, con más de 100 alumnos y el mismo cuerpo de profesores.

Respaldó esta gestión docente, una prestigiosa Comisión de Padres y simpatizantes, de donde surgió  la “Asociación de Amigos de la Escuela de Música”.

Incursionó también en el impulso de actividades plásticas siendo gran propulsora al momento de crear un Taller de Artes Plásticas junto a la maestra y pintora Martha Nieves Barbé y al maestro Edgardo Ribeiro.  Este Taller, comenzó a funcionar en el año 1954, en una vieja casa, donde antes había estado la Radio CW37 Difusora Rochense, en las calles Gral. Artigas y Callejuela José A. Ribot (hoy Banco República).

Como multifacética que era también el teatro la convocó y desde la platea vio con gran emoción a algunos alumnos suyos en obras del Cuadro Dramático “José A. Ribot”. Años más tarde fue la gran impulsora para que en 1962 se formase el “Teatro Escuela de Rocha”, cuya Directora fue la actriz España Andrade, quien contaba con una gran experiencia como alumna de la Escuela Municipal de Arte Dramático de Montevideo y como actriz de la Comedia Nacional y otros grupos teatrales de Montevideo.

El ballet también integró el cúmulo de sus inquietudes. Fue propulsora de importantes espectáculos en el “25 de Mayo” unida a la Prof. Susana Mondino.

Como nada vinculado a la cultura le era ajeno también se vinculó al celuloide. Fue el Cine Club de Rocha otra iniciativa en la cual participó, siendo fundadora e integrante de su Comisión Directiva. En ese marco institucional en 1970 con motivo del bicentenario del nacimiento de Beethoven organizó, desde mayo a agosto, el Primer Festival de Otoño de Música de Cámara, con un programa magnífico, donde se pudo  disfrutar de la voz de la mezzosoprano Nelly Pacheco acompañada al piano por el Maestro Hugo Balzo; al violinista Jorge Rissi, al Guitarrista Abel Carlevaro y al pianista Luís Batlle Ibáñez así como al Conjunto de Cámara del Sodre.

Su agitado espíritu también la impulsó a la creación del Taller de Cerámica, primero con la Mtra. Pola Bonilla y luego con el Prof. José Collel en el año 1961.

Esta excepcional mujer también se desempeñó en diversa publicaciones como una periodista con mayúscula.

Es por todo lo reseñado brevemente que creemos que ha sido un más que justo homenaje que la vieja Casa Llana en su nueva etapa lleve el nombre de esta mujer pionera de nuestra cultura.

 

 



[1]               Angel María Luna – “Rocha: Oriental, mayor de edad, con historias…” – 1966

 

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