Oscar A. Bruno Cedrés
“Quiero sentir tu canto tempranero, el que entonan los obreros los domingos al albor. / Beber trasnochado en tus parrales, en tus patios coloniales, el alcohol de una ilusión./ Andar todas tus calles de adoquines / presintiendo en los violines de grillos frente a un zaguán / tu canto de humildad y de entereza. / La honradez de la pobreza de la gente que en ti está.”
Canto de Barrio – Gabriel Núñez Rótulo
SUMARIO: 1. Presentación – 2. La zona – 3. El Arroyo – 4. Parque de “La Estiva” – 5. La Plaza – 6. El Marco de los Reyes – 7. Rampla Juniors F.C. – 8. C.A.D.E.R. – 9. La Guardería – 10. Familias y personajes – 11. Boliches, bares y parroquianos -12. Agradecimientos – 13. Fuentes Consultadas
1. Presentación
“Hay un barrio junto al horizonte / hermano del monte
/ en mi pueblo natal…”
Murga “Nos Obligan a Salir”
“La Estiva” es uno de los barrios de mayor tradición y destaque en nuestra ciudad capital. Es de las pocas zonas que podemos llamar referentes de Rocha, por su entorno, gente e historia.
Es en lo personal un hermoso desafío escribir sobre este pequeño rincón rochense, de sus vivencias, marco humano y actividades cotidianas.
En él está la Plaza Lapeyre con su histórico Marco de la época colonial, lugar en el que una tarde primaveral de principios del siglo pasado un grupo de jóvenes resolviera fundar un club de fútbol: River Plate, el decano de nuestro balompié. Lugar de encuentros amorosos, de parejas estudiantiles, de idilios rotos y de nuevos amores. El de calles adoquinadas con sus típicas bajadas y repechos. El que bordea el agua majestuosa del Arroyo de Rocha, donde las abnegadas y recordadas lavanderas hacían su cotidiana labor y que fue y es lugar para aprendizaje de muchos jóvenes en el deporte de nadar, donde el prof. Ariel Tato Álvarez dejó sus huellas en la enseñanza.
El del Rampla Juniors, el club con su sede en el viejo y recordado rancho de la calle en bajadita, el picapiedra de Javier Rocha, del “Pocho” Knuth, de Dagoberto Prieto y Ramela; el rojiverde equipo que tantas veces fuera campeón y por el que pasaran figuras que luego defenderían la casaca celeste del combinado rochense. Con su hermano del básquetbol: el CADER, el del “Gordo” Cola, de Ariel Silveira, de los Pertusso, del “Caldera” Enríquez, de “Canuto” y el “Brasilero”, del “Batería” Larrañaga, el de la calle Eliseo Marzol, con partidos memorables frente al Rocha Athletic o Peñarol, en tiempos en que el deporte del baloncesto rochense marcaba presencia en el escenario nacional y donde los “rojos” eran abanderados del baloncesto rochense, como lo son hoy a nivel de la Liga Uruguaya.
El de familias tradicionales y populares de nuestra ciudad como los Nogueira, Silvera, Pedraja, Rocha, Altez, Espel, Caballero y los Ray-
mond.
Barrio carnavalero con “Araca” o “Nos Obligan a Salir”, con el “Pardo”, el “Pelado” o “Majoncho”, con el “Pincha” y el “Pacaco”, con los hermanos Sosa, con el “Cuchi” y Pilar.
El de la Guardería surgida de la tarea idealista de su murga “Nos Obligan a Salir” y que da cabida a tantos niños en una tarea social invalorable.
La Estiva, con fútbol y carnaval, historia y tradición, rincón lindo de nuestro Rocha colonial, a esa barriada le dedicamos este artículo de la Revista Histórica Rochense.
2. La zona
“Estoy sentado aquí, a la vera del puente / cerquita del territorio de las lavanderas / donde hace milenios, el arroyo tenía un puerto / de juguete… / Donde las pompas de jabón soltaban amarras, / para marcharse río abajo,/ cargadas de pobreza / multiplicando inviernos… colores… / y naufragios. / Miro hacia arriba y allí nomás, en la esquina / el eucalipto, enorme / soportando al viejo parlante / borracho de tangos, familias y nostalgias / hoy, enmohecido silencio. / Enfrente: la placita, potrero informal, / en tarde de ‘picados’, con ‘la guinda de tiento’ / sorteando piernas y árboles / hasta el arco contrario / con el ansia infinita de ‘¡el último gol gana!’ / Remanso fraternal del génesis del Rampla / vieja estirpe bohemia con sonrisa de niño / y allá sobre el repecho / ‘el rancho’ inolvidable / centenario refugio de vinos y redobles, / de aracas sucesivas… / de voces prolongadas que / trepándose al viento, / se fueron esparciendo en trigos solidarios / para nuevas espigas de coros renovados / y renovados sueños / Y llegó el nuevo tiempo: / trayendo entre las alas la / frescura del vuelo / y el vuelo se hizo canto / y el canto se hizo murga / y a la murga obligaron a salir por el pueblo / y el pueblo fue la causa de tanta primavera / y allí en la primavera / la mesa está tendida”
“Semblanza” – Enrique “Gallineta” Silva
“La Estiva” se halla ubicada sobre la costa del arroyo de Rocha, entre la Avenida Florencio Martínez Rodríguez y las calles Gral. Artigas y Piedras, por estar dentro de la planta urbana no es un barrio convencional pero sí lo es popularmente. Tiene todo lo que debe de tener un típico “barrio” del interior uruguayo: club de fútbol, personajes inconfundibles, murgas, plaza, boliches, bares e historias propias. El CADER, Rampla, la Guardería, el arroyo y sus crecientes, sus calles adoquinadas, con sus bajadas y repechos que la hacen muy particular, son algunos de sus referentes notorios.
También está la Cárcel Departamental, con sus historias de fugas, muertes, dolor, sufrimientos, marcando un lugar trascendente en esta zona. Encontramos en la zona al edificio de la primera UTE con sus enormes y ruidosos motores, donde funcionara la primera secretaría de la Liga Rochense de Fútbol hace casi 100 años.
Su plaza, lugar de encuentros familiares, estudiantiles, de mateadas, punto referente. Con familias matriarcales, que son referentes de la misma, y cuyos descendientes siguen muy ligados al lugar, vivan donde vivan. Son las que la hacen ser popular, conocida y distinguida en Rocha, como un “barrio” más.
3. El arroyo
“Llanto de cumbre azul, niño de plata / que la sierra meció en cuna de roca, / príncipe de una eterna danza loca / que en cristales y espuma se desata. / Gnomo de luz, en cada catarata / copos de nieve con su manto evoca; / cuando riza su faz la brisa, toca / en flauta de cristal, su serenata./ Coro de ninfas que en desfile lento / al valle alegra con su claro acento / y ciñe a la ciudad con suave lazo / para darle una margen por asiento, / donde mil copas que sacude el viento / van cantando la gloria de su paso.”
“El Arroyo”, Prof. Rosalío A. Pereyra
El arroyo Rocha a la altura de “La Estiva” ha tenido tres puentes. El primero, de madera sobre pilotes de ladrillo, estaba al final de la por entonces Avenida Colón, hoy Florencio Martínez Rodríguez. Por ahí se transitaba hacia la otra orilla e iba a la panadería y fábrica de pastas de Mauricio Caballero y Feijoó, que estaba donde luego estuvo la popular “fábrica de algas”. Hacia la panadería iba un canal que llevaba agua del arroyo para el funcionamiento de las máquinas, las que aún hoy permanecen casi todas en ese sitio, que además tiene la marca hasta donde llegó la inundación de 1959, que fue de dos metros de altura.
Luego se seguía y por el mismo se iba a diferentes chacras, entre otras, las de Florencio Martínez Rodríguez y Facundo Machado, y se unía al camino Real.
El segundo puente fue mandado a construir por el Dr. Martínez Rodríguez para que quedara cerca de su establecimiento, también de madera, en el lugar en que hoy está el construido de hormigón y que fuera inaugurado en el Gobierno Departamental de Milton de los Santos, en noviembre de 1984.
Los dos primeros de madera cuando el arroyo crecía inmediatamente se cortaba el paso; el actual, si bien angosto es más alto por lo que las crecidas no impiden el paso de vehículos ni tampoco de transeúntes.
Sus orillas han sido testigo mudo de las recordadas y queridas lavanderas de un Rocha ya muy lejano, de picados futboleros de gurises, con la cancha de Rampla pegadita a sus bordes, que luego serían grandes defensores de la rojiverde o la celeste del seleccionado, de los amantes de la pesca, de centro de enseñanza de natación o de jóvenes que perdieron la vida en sus aguas.
A la altura de la calle Sarandí había en las aguas del Arroyo una casilla de madera desde donde una bomba colocada sobre la misma enviaba agua hacia arriba por cañería a la Usina de UTE ubicada en la esquina de Sarandí y Julián Graña, con la misión de enfriar sus motores de la Usina, que durante día y noche hacían sentir su ensordecedor ruido a la vecindad.
4. El Parque de “La Estiva”
En la publicación “Nomenclator de la ciudad de Rocha”, Oscar Gulla Burgueño sobre el Parque dice: “Parque formado junto al arroyo de Rocha, toma el nombre del paso construido en el lugar, hecho de palos y tablas, muy común en campaña, sin mayor obra de ingeniería que había en el lugar. La zona era frecuentada por lavanderas y aguateros, que tomando estos últimos el agua del lugar, la vendían luego en la población. Era utilizado además para las frecuentes carreras de caballos, llamándose ‘camino de carreras’ a la destinada a tal fin. Con base en la cercana plaza ‘25 de Agosto’ (hoy Pedro Lapeyre) se le utilizaba además para exposiciones ganaderas y ferias. Para cruzar el arroyo existieron, después de la ‘estiva o estiba’ dos puentes, uno en la prolongación de Colón (hoy Avda. Dr. F. Martínez Rodríguez) y el actual, cuya construcción propuso el Cnel. Julio J. Martínez.”
5. La Plaza Lapeyre
La actual Plaza Pedro Lapeyre (h) antes se llamó “Plaza de las Lavanderas”, por su proximidad al arroyo y porque era el lugar utilizado por las mismas para su diaria labor, dando origen a dicho nombre popular pero que figura así en las cartografías de la época.
Luego se llamó “Plaza 25 de Agosto” en homenaje a la fecha patria. A partir de abril de 1926 pasó a denominarse con su actual denominación de Pedro Lapeyre (h), en homenaje a un distinguido ciudadano que había integrado la Comisión de Segregación en 1881 y que fuera secretario de la Junta Económico Administrativa, realizando además importantes obras a nivel policial.
Esta Plaza está ubicada entre las calles Leonardo Olivera, Sarandí, Francisco de los Santos y Eliseo Marzol.
Dice Mario Corbo en su artículo publicado en el diario local La Gaceta el 5 de julio de 2011 sobre la Plaza Lapeyre: “También fue muy frecuentada la Plaza 25 de Agosto, que el 8 de abril de 1926 pasó a llamarse Pedro Lapeyre (h) en honor al célebre hombre público que tanto hizo por la cultura de este pueblo. A este paseo también se le conoció con el nombre de plaza del Marco en alusión al monumento histórico delimitador de 1752 e instalado en ese lugar en el año 1898 por disposición de la Junta Económico Administrativa de la época. Las visitas se extendían a las riberas del arroyo, en tiempos de lavanderas y aguateros. Por entonces, el Parque de la Estiva no existía, pero de todas maneras se organizaban por allí verdaderas romerías, especialmente por parte de familias españolas e italianas.”
En la actualidad, en la Plaza en la esquina que da sobre la calle Francisco de los Santos casi Marzol se encuentra una placa en recordación del héroe rochense que dice: “El Liceo Militar y Naval Gral. Artigas al Sargento Francisco de los Santos – 7 – XII – 61”
6. El Marco de los Reyes
Sobre el mismo transcribimos dos artículos que hemos encontrado, uno de Deborah Rodríguez y otro del Profesor Rosalío A. Pereyra, complementarios ambos y que dan una información muy aclaratoria sobre este poco valorado monumento que tiene nuestra ciudad con un alto valor histórico.
Rodríguez expresa: “Este monumento está ubicado al noroeste de la Plaza Lapeyre. El mismo corresponde a los tratados de 1750 que establecieron los límites entre las posesiones de España y Portugal. La estructura del marco: el mismo está construido en mármol blanco proveniente de Lisboa, en 11 piezas. En las caras opuestas contiene las siguientes inscripciones: la cara oeste, con vista a los dominios españoles, dice ´Sub Ferdinando VI Hispannum Rege Catholico´. La cara opuesta, al este con vista a los dominios de Portugal, dice:´Lusitanum Rege Sub Joanne V Fidelissimo´. Tras haberlo recuperado de donde estaba enterrado en la zona de India Muerta, en el departamento de Rocha, lugar donde demarcaba los límites entre las coronas de España y Portugal, según el tratado de Madrid de 1750, fue trasladado en carreta hacia su ubicación actual y expuesto allí a partir del 22 de setiembre de 1898.”
El Prof. Rosalío A. Pereyra, en su audición No. 163 del 20 de febrero de 1975, en CW 37 Difusora Rochense decía sobre el “Marco de los Reyes”: “Ayer recordamos uno de nuestros monumentos del pasado, el Marco de los Reyes, instalado actualmente en la Plaza Lapeyre de nuestra ciudad, y cuya historia procuraremos hoy completar, dentro de nuestro tiempo.
La Comisión demarcatoria de los límites, según el Tratado de Madrid, de enero de 1750, llevó a la firma de los primeros trabajos, en los alrededores de Castillos, en setiembre de 1752.
El primer Marco se erigió en el Peñón de Castillos o Cerro de la Buena Vista; el segundo, que es el que hoy nos ocupa, fue colocado en la zona de India Muerta; y el tercero, sobre la Cuchilla Grande, en los límites departamentales de Minas y Maldonado, sobre el cerro que pasó a llamarse, por esa circunstancia, el Cerro de los Reyes.
Construidos en mármol de origen portugués, los mojones ofrecían hermosas líneas que el tiempo ha afectado parcialmente.
Sierra y Sierra, localizador del Marco de India Muerta, autor y propulsor de la iniciativa de su rescate y preservación, dice al respecto:
´Los referidos Marcos se componen de las siguientes partes: como base, una piedra prismática cuadrangular de las siguientes dimensiones: 1,40 metros por 80 cms. de espesor; otra pieza de las mismas dimensiones laterales y de sólo 35 cms de grosor, calza perfectamente en la anterior, forma cornisa al monumento y completa el pedestal. Dos lápidas perfectamente talladas, de forma paralelepípeda, iguales, de 1.60 mts. de alto y 50 cms de espesor, forman el cuerpo del Marco, constituyendo una verdadera columna heráldica con blasones y caracteres bien esculpidos en el mármol estatuario de que se componen. Además, una pieza en forma de pirámide cuadrangular truncada, de 50 cms de base y 60 cms. de altura, que hoy sólo existe en el tercer Marco. Presenta una cavidad en la que necesariamente debía encajar el capitel, del que carecen en la actualidad los 3 Marcos.´
Hace algunos años, al remodelarse la Plaza Lapeyre, hubo de moverse el monumento y se dice que, en su interior, se encontraron actas y documentos relativos a su historia.”
7. Rampla Juniors F.C.
“Pisa fuerte picapiedra esa cancha / que a tu bravura no la van a doblegar / el susurro del arroyo está diciendo / que el viejo Rampla por su estirpe va a triunfar”
Mario Bentancor – ‘Chacho’ Píriz
Son estrofas de su canción, del Rampla de “La Estiva”. El 9 de setiembre de 1954, en la vieja cancha de básquetbol del CADER, su hermano de barrio, nacía el rojiverde.
Se reunieron en esa fecha varios vecinos de esa popular zona para formar un club de fútbol que los representase, y allí estaban Nepomuceno Reyes, su primer Presidente, José Pedraja (padre del “Cascarilla”, Joselo y Ariel) su primer Secretario, Don Dagoberto Prieto su primer Tesorero y uno de sus más consecuentes y aguerridos hinchas; también estaban el “Pardo” y Téofilo Silvera (“Ferruchaga”); Juan Garibaldi y por supuesto Javier Rocha y René Ramela, entre otros. René Ramela, fue quién sugirió designarlo al club como Rampla Juniors.
Ha tenido muchas sedes, siempre cerca de la Plaza Lapeyre y de su cancha, la que hace más de quince años espera volver a ser habilitada para que vuelvan los niños y jóvenes del Barrio a practicar en ella y en los domingos también retornen los partidos oficiales de la Liga Rochense como en pasados años de tan gratos recuerdos.
Fueron muchas las Sedes: el Rancho de Otero, la de Dagoberto en Sarandí y Francisco de los Santos, la del “Petiso” frente a la UTE por Sarandí, o en Eliseo Marzol donde estuvo la Barraca Pini, o en el mismo CADER y la actual, la de Martínez Rodríguez casi Francisco de los Santos.
Entre recuerdos y recuerdos surgen los nombres de históricos jugadores de la casaca roja y verde: Miguel Pedraja (“Cascarilla”), quien militara en Rampla de Montevideo, igual que el “Guacho” Araújo; viene a la memoria la estampa de Ángel Nogueira paseando su pinta de crack por Racing capitalino y en el Peñarol fernandino; el nombre del ex Intendente Municipal rochense, el Dr. Irineu Riet Correa; también Camilo Pereyra; el del capitalino Heber Caro; el del campeón sudamericano con la casaca de la OFI, Julio Walter Nogueira; Pilar Altez, el del espigado físico; el del golero Wiston Lanusse, entre muchos otros que han pasado en estos años.
No podemos hablar del Rampla de Rocha sin recordar a Doña Sofía de León de Rocha, quien fuera toda una Institución dentro de los rojiverdes. Nos parece verla en el “Sobrero” estimulando sin cesar a su querido club, sin faltar nunca, poniendo siempre pasión en aliento de sus jugadores.
Como no recordar a Carlos Sosa (“Marlito”), a José Luis Sosa (“Catete”); a los hermanos Pilar y “Cuchi” Altez; a Eduardo Altez, a Miguel Baricevich, gente que ha puesto en defensa de la institución trabajo, brío, dinero y por sobre todo mucho cariño y amor por la vieja enseña.
En su actual sede, la colección de trofeos, copas, pergaminos y banderines es inmensa y allí están algunos de empresas comerciales rochenses que hoy no existen como la de Canal 7 Tele Rocha (1976), la de Equipos Sonoros Monte Carlo (1956), La Granjera y Costamar (1960), Rochatex (1968); la Peña Deportiva (1973), Simón Winiski (1987); Amadeo Mego (1969); Club Atlético Velázquez (1958) y la primera copa “El País” que la ganó el Rampla de Rocha, trofeo instituido por la Liga Rochense de Fútbol en 1961 y que obsequiara el citado matutino capitalino.
Vale la pena recordar en este historial los nombres de quienes obtuvieran por primera vez el título de campeón de 1ª. división del fútbol rochense con la casaca rojiverde y que fuera en la temporada de 1958 y ellos son: Fernández en el arco, Pilar Altez, Ángel y Julio Walter Nogueira; Huelmo y Ramos en la defensa, teniendo a Luciano Ernesto Muniz como golero suplente. Los cinco del avance fueron el “Bocha” Nogueira; el “Guacho” Araújo; el 9 y con su clásica boina blanca Ramón Nogueira; Malzoni y el “Chamico” Araújo como 11. El masajista lo fue “Rochita”, con Dagoberto Prieto y Javier Rocha como técnico y delegado respectivamente.
Vuelven a repetir el título en el torneo de 1962, nuevamente con el “Elefante” Fernández al arco, los hermanos Ángel y Julio Wálter Nogueira; Abel Peyrot; el “Pelado” Silvera y el “Telete” Muñoz en defensa. Los cinco arietes campeones fueron: Joselo Pedraja; Washington “Cacho” Nogueira; Ramón Nogueira; Nelson Aparicio y Féola. También estuvo el “Bocha” Nogueira y como siempre Javier Rocha esta vez acompañado por otro ramplense de ley: el “Pocho” Knuth.
Además los “picapiedras” fueron campeones locales de 1ª. división en los años 1997 y 2001. El plantel campeón del ‘97 tenía como golero a Fernando Amondaraín, al querido Alberto Martínez; a Heber Caro – uno de los históricos campeones con el Rocha Fútbol Club-; Pedro Peña, Carlos Barboza, Pablo Larrosa, Washington Da Rosa, Miguel Manzi, al “Grillo” Vicente Velázquez, al “Cabeza” Ruben Malo y al eterno ganador de Sergio Osvaldo Recoba y al Prof. Johnny Acosta entre otros.
En el título del 2001 entre otros defendieron la casaca ramplense Darlyn Gayol en el arco, Gemeiner, Pablo Seijas, Pablo Larrosa, Fernando Miranda; el “Memo” Julio César Iguinís; el profesor “Pepe” Corbo y a cargo del Prof. Diego Méndez Solana.
En la divisional de ascenso fueron campeones en 1964, 1969, 1987, 1996 y 2011, entre otros. Cuando Rampla obtuvo el título de campeón de la 1ª. Divisional “B” de la temporada 1969, Néstor Moreno Mederos, poeta, relator deportivo, jugador de los picapiedras, nacido en la zona de “La Estiva”, escribió estos emotivos versos:
“Creíste que me olvidaba / y ya ves estoy aquí / en mi barrio. / En Sarandí y la del viejo caudillo / te está hablando aquel chiquillo / que ya se hizo mozo / pero que nació en el pozo / allá junto a lo de Roliche. / Se acuerdan de aquel boliche / al terminar la bajada /hoy imagen evocada del lindo tiempo de ayer / recuerdos que al florecer / nos vuelven a la infancia / pero la dura arrogancia del progreso y su piqueta me está gritando: / ¡Despierta! / Pero no… no me despojo / si yo cerrando los ojos / tengo la dicha pasada / ¡Mi barrio!¡ La muchachada! / El Cacho, mi gran amigo./ Todos vuelven, ya están conmigo: / El Negro, Asdrúbal, Cleiver, La Ligie, Patesco / Elder, Quico, Hugo, / el Cascarilla, Joselo… / que maravilla / Cacho, La Muda, Ramón, Ángel, El Bocha / Señor…si ya nombré a casi todos / Mejor así / De éste modo desde tu misma guarida te estoy hablando / La Estiva, a tus calles desparejas / allí donde nuestras viejas nos desataban el rollo / a tu placentero arroyo / que muchos recuerdos guardo / cuando doblando la espalda en fila / en la misma hilera, las humildes lavanderas / con la ropa de a montones / buscaban para sus pichones / en esa paz, el sustento / y bien saben que no miento / La cachimba en mi memoria, / los marcos que son historia, / tu cristalina vertiente, / mudo testigo es tu puente,/ los sauces, el camalotal / ese parque natural / sus encantos mojarreros / y aquel grupo compañero / que al llegar la tardecita / iba rumbo a la placita / todos locos de contentos / a esperar que la de tiento, / la novia de esos matreros / se presentara al potrero / para cumplir con su ciclo. / Rampla ha sonado tu clarín / y volvemos a la casa / este calor, hoy se abrazan / aquellos que se habían ido / Estamos junto a tu nido / para abrigar esperanzas / y volvimos con las ansias de remontar lo perdido / Por eso este gorrión convertido / en berretín de poeta / trae en estrofas inquietas / el verbo de su emoción / y en la bohemia oración a su voz le pone tilde / Rampla, club de los humildes / otra vez eres campeón / el verde de tu esperanza y el rojo de tu pasión / Iluminó el corazón / e incitó a más de uno la lonja que expandió / en esa voz ronca en boca de cien gargantas alertas / gritando que está despierta / e intacta tu tradición / Y se encendió una vez más tu clásico amateurismo / y ese gran compañerismo / se hizo uno por llegar / en un apretado haz, / escalar otro peldaño y asegurar para el año / la permanencia en la “A” / Ves, ninguno ha llegado tarde / Los purretes del ayer / te vinimos a ofrecer / junto a viejas añoranzas / el mensaje de confianza que reclamó ese mandato / tú exigiste campeonato / y cumplimos el deber”
8. C.A.D.E.R.
La popular institución basquetbolística de “La Estiva”, hoy jugando a nivel de la Liga Uruguaya profesional, fue fundada el 18 de julio de 1937, siendo su primer Presidente Don A. Vilizzio. Su conocida denominación proviene de su verdadero nombre: Club Atlético Defensor Estudiantil Rochense.
Enclavada en el corazón de la zona, frente al Establecimiento Carcelario Departamental, el CADER es no solo centro de atención para los vecinos, sino que su popularidad se extiende a toda la ciudad.
En el predio que hoy ocupa, el CADER tuvo su primera cancha de básquetbol, la que luego transformó en un hermoso escenario cerrado. El básquetbol ha sido la principal disciplina deportiva de la institución, pero el boxeo, la esgrima y la gimnasia sueca también tuvieron su lugar dentro aquel viejo gimnasio. Hoy son otras las disciplinas que acompañan al baloncesto como el hándbol y el vóleibol.
La Revista “Rocha 200 años” en su artículo dedicado al CADER y a su nombre dice: “Cuando surgió el espíritu y el afán común de los fundadores de crear una institución que fuese fundamentalmente un club de básquetbol, se pensó en llamarle Estudiantil, y en esa oportunidad, cosa común en los modestos clubes que se inician, se solicitó a Don Luis Franzini, pilar de toda una vida del Club Atlético Defensor de Montevideo, la donación de indumentaria deportiva para esa inquietud que estaba naciendo. A razón de la generosa donación de las casacas que hiciera Don Luis Franzini, en agradecimiento y homenaje se le llamó Defensor Estudiantil, desarrollándose con el tiempo y por razones de practicidad el uso de su sigla CADER, nombre que desde entonces ha trascendido.
El episodio de la donación de las casacas no concluye ahí, ya que originalmente fueron violetas, tal las de Defensor, pero con el uso y los lavados el violeta fue transformándose en rojo, color que definitivamente se adopta y que desde entonces es imagen de la institución.”
La sede fue inaugurada el 19 de abril de 1952, donde sigue hoy estando y que es su propio escenario. Ese predio que usara como cancha en sus comienzos pasó a ser propiedad de los rojos el 10 de agosto de 1951.
En la temporada de 1956, CADER obtuvo por sexta vez consecutiva el título de Campeón de la Liga Rochense de Basquetbol. Venció en el partido final a su tradicional adversario el Rocha Atlhetic Club. Con la conducción técnica de Mario Cola el rojo de “La Estiva” tuvo en José Luis Pertusso, José Enrique Machado, Carlos Julio Méndez, Roberto Enriquez, Onelly Correa, Carlos González Molina, Jaureguizar y Brancaccio el plantel campeón.
En 1967, llegó a nuestra ciudad el norteamericano J. Smith, enviado por el Cuerpo de Paz de los EE.UU. quien se dedicó a trasmitir enseñanzas sobre el deporte del baloncesto. Con su conducción técnica el CADER concurrió a la ciudad de Pan de Azúcar donde se disputó por primera vez el Campeonato de Campeones del Este. Los rojos de “La Estiva” obtuvieron el título de Campeones derrotando a todos los rivales. Emilio Amorín, Roberto Silva, Jaime Quaglia, el “Cholo” Gómez, Fermín Espeleta, José Enrique Machado, Hugo Schiavo Pereira, Joselo Pedraja y Heber Guerra conformaban el plantel campeón.
En 1970 volvió a repetir el título de Campeón del Este esta vez con la dirección técnica de Hugo Schiavo y el equipo integrado por Mario Méndez, Mario Sosa, Wiston González, Fermín Espeleta, Hebert Guerra, José E. Machado, Washington Gómez, Wilson Feijóo, Asdrúbal Arrarte, Emilio Amorín y Juan Serra.
El 27 de julio de 2008, en su gimnasio de la calle Eliseo Marzol, los rojos obtuvieron el Regional del Interior venciendo en tercer partido a Universitario de Salto por 82 a 79 consiguiendo así el pasaje para competir en la Liga Uruguaya, el máximo torneo del baloncesto nacional con los mejores equipos del medio. Ese recordado día defendieron a los rochenses I. Risso, M. Canessa, J. Gelós, D. Garres, D. Cola, D. Alvarez, A.Aron Williams, conducidos técnicamente por Gustavo Sande. Junto a él integraban el cuerpo técnico el profesor Miguel Cola, José de los Santos, Ariel Pedraja y Enrique Silvera.
La Directiva era conducida por Rafael de León como presidente, teniendo en Carlos Moreno y Juan Antonio Cola algunos de sus principales colaboradores.
El 26 de setiembre de 2009, en un hecho totalmente inédito e histórico para el deporte rochense y en especial para el básquetbol, un club de nuestra ciudad jugó por primera vez un partido por el máximo torneo a nivel nacional. Esa imborrable noche para los hinchas del rojo jugaron frente a Atenas de Montevideo, una de las viejas instituciones uruguayas, cargada de títulos y figuras. Defendieron al CADER: A. Galindo, J. Nutre, J. Griffin, I. Risso, F. Larre Borges, M. Acuña, F. Sánchez, D. Cola y G. Fernández. El técnico era el profesor Alfonso Meoni, lo acompañaban José de los Santos, Enrique Silvera, Ariel Pedraja y Federico Fernández.
La directiva ha tenido continuidad y hoy sigue siendo encabezada por Rafael de León y Carlos Moreno, teniendo entre otros al Dr. Nelson Hugo Terra en la comisión.
En ésta síntesis de la historia del principal club del básquetbol de Rocha, – ya que desgraciadamente desde la década del setenta del siglo pasado el básquetbol local organizado dejó de existir y solamente ha podido subsistir el CADER – no pueden faltar algunos nombres: Blanco Ariel Silveira, al que se recuerda poniéndole su nombre al gimnasio, Mario Cola, Roberto Egaña, Héctor Pérez Onandi – teniendo su nombre la tribuna principal -, el “Bocacho” Waldemar Revelez, que si bien ya no están físicamente presentes, están presentes en la memoria de la institución y cada vez que una casaca roja pisa el gimnasio.
Otros que también quedan en el recuerdo de los “rojos” son Leonel González en la cantina, el viejo guerrero Domingo López Delgado, jugador y presidente; el periodista Elio T. Sánchez González -el popular “Polilla”-, Juan Prato, Alfonso “Pocholo” Féola y el Esc. Lumber Corradi.
9. La Guardería
Para conocer la historia de la guardería “La Murguita”, recurrimos a la maestra Laura Cruz y a dos referentes de la misma, los hermanos Pilar y Jorge “Cuchi” Altez.
Esta es la reseña histórica del C.A.I.F. “La Murguita”, una demostración de que cuando se quiere, se puede y que la unión hace la fuerza. Los muchachos de la murga lo demostraron. “En 1992, la murga rochense ‘Nos Obligan a Salir’ adquirió un predio en el barrio La Estiva, en la esquina de las calles Eliseo Marzol y Leonardo Olivera, con la finalidad de construir en él una guardería para los niños que allí vivían. Comenzó entonces la construcción del local para el futuro centro educativo. Los integrantes de ‘Nos Obligan a Salir’ junto a familiares y amigos se encargaron de reunir fondos y levantar con sus propias manos las paredes del futuro centro educativo. Posteriormente se constituyó como Asociación Civil y firmó un convenio con el Plan C.A.I.F. a través de I.N.A.U. (entonces I.NA.ME.), por el que la guardería comenzó a funcionar como un Centro de Atención a la Infancia y la Familia.”
El 17 de marzo de 1997 abrió sus puertas al público el Centro de Atención a la Infancia (C.A.I.F.) “La Murguita”, bajo la administración de la Asociación Civil “Nos Obligan a Salir”, recibiendo a 30 niños de 2 a 5 años. Integraban el equipo de trabajo una maestra, dos educadoras, una cocinera y una auxiliar de servicio. Esa noche “Nos Obligan a Salir” celebró junto a las familias del CAIF, los vecinos de La Estiva, amigos de la murga, artistas locales y la comunidad rochense en general la consecución del logro del local propio y la puesta en marcha del emprendimiento educativo con una gran fiesta musical en la vecina plaza Lapeyre.
En 2001 se amplió el convenio con INAU para atender 54 niños, ahora de 2 y 3 años. Progresivamente se incorporaron al equipo de trabajo otros técnicos (trabajadora social, psicóloga y psicomotricista) y tres educadoras más. En 2007 comenzó el Programa de Experiencias Oportunas, dirigido a 64 bebés de 0 a 23 meses y sus familias. Actualmente funciona con integrantes de la Comisión Directiva, algunos de los cuales permanecen desde su fundación y otros nuevos que se fueron integrando a las actividades, y además un equipo de trabajo de 14 personas, brindando atención a 118 familias. Según nos expresó Pilar Altez se espera adquirir un terreno lindero. En la actualidad las encargadas de los dos turnos en que funciona la Guardería “La Murguita” son en la mañana la maestra Laura Cruz y en la tarde la maestra María de los Ángeles Correa.
10. Personajes y familias tradicionales
10.1 –“Pacaco” – Entre los típicos personajes de “La Estiva” estuvo el “Pacaco”, a él le escribió un grande de la poesía popular rochense, Enrique Silva Rocha, y nosotros como homenaje a él, transcribimos el poema del “Gallineta” “En recordación al amigo y al más creativo carnavalero rochense”:
“AL PACACO” / Cerquita de la Plaza Lapeyre / a la vuelta nomás… / entre el paisaje mudo de ´La Estiva´ / el rancho del “Pacaco” está / como postrado en el silencio / Un cierto día, el “Policarpo” / aburrido de corsos y febreros / ató carnavales a la espalda… / y lentamente fue trepando el cielo / cuando cayó la noche / la noticia escabiaba en los boliches / parecía un cuento / el vuelo del “Pacaco”… / lo cierto es que un domingo de mañana / entre un río de pájaros dolidos / se le marchó la sombra / muerte abajo.”
Creemos que no sería completa la historia de este Barrio sin contar la vida de algunas de sus familias tradicionales y sus vivencias.
Para eso recurrimos a referentes de las mismas y esto fue lo que nos contaron cada uno.
10.2 – Los Pedraja y su prestigio : Una tarde otoñal, haciendo un alto en sus tareas, en el gimnasio del CADER, nos entrevistamos con Ariel quien nos contó la vida de su familia y el barrio. Comenzó diciéndonos que la familia Pedraja-Martínez se componía de José “Tito” Pedraja, tipógrafo, y doña Zelmira Martínez (“Chela”), quienes tuvieron ocho hijos.
El mayor de los ocho es Mabel; luego sigue Joselo; Jorge, ya fallecido; Enrique; Miguel, el popular “Cascarilla”; Sonia, también fallecida; el “Mono” y el más chico: Ariel. José Pedraja trabajaba en Imprenta Rocha, donde se editaba el Diario “La Prensa” de Carlos Julio De Castro y donde luego se estableciera “La Gaceta” de Elio Tomás Sánchez González. Doña Zelmira tuvo su trabajo muy recordado y reconocido en la mitad del siglo pasado en nuestra ciudad y especialmente en la zona de “La Estiva”; lavandera. Luego de finalizada la sacrificada jornada en las orillas del arroyo de Rocha, traía la ropa para la casa, la planchaba y después con el atado de la misma iba con el sobre la cabeza a entregarlo a los dueños.
Familia futbolera, cuatro lo practicaron en el equipo del barrio: Joselo, que se inició en River; el “Cascarilla” que llegó a jugar en Rampla de Montevideo, Nacional de Rocha donde se inició y en la selección con gran destaque por su calidad y potente remate; Enrique que lo hizo en 3ª. y además jugó basquetbol en el CADER y Ariel, que llegó a integrar selecciones juveniles.
Joselo, fue jugador del CADER, donde se constituyó en una figura de primer nivel, siendo integrante del equipo Campeón del Este en la primera edición del mismo.
Todos hinchas del equipo “picapiedra”, pero su padre, Don Ariel, lo era de Lavalleja, barrio de donde provenía, igual que Doña “Chela”. Ariel recuerda haber participado como acompañante y colaborador tanto con su padre en la imprenta haciendo mandados, como con su madre en el reparto. El carnaval, las murgas fueron otra pasión de la gente de “La Estiva”, allí estaba la principal vocación de Ariel, quién se crió al lado de “Majoncho”, el “Pincha”, el “Pardo”, el “Quelo”, los Sosa.
Sarandí 48, en la bajadita, es la casa tradicional de la familia Pedraja, donde hoy vive Ariel, quien reparte su tiempo entre las tareas en el Colegio San José y el CADER.
10.3 – Elbio Mercado y su prestancia: A Doña Isabel Rocha de Mercado una mañana del mes de marzo la visitamos en su casa de la calle Julián Graña, frente al gimnasio del CADER. Muy amablemente nos atendió y con una asombrosa memoria fue recordando la vida de Elbio Mercado, de la familia Rocha y del popular barrio.
Primero nos habló de su esposo Elbio Mercado, que fuera un protagonista de la década del cincuenta en nuestra ciudad por su variada actividad. Mercado nació en Rocha el 31 de marzo de 1923, realizando muy diversos trabajos. Falleció con 60 años; la muerte lo encontró trabajando en la quinta de su hija Estrella Mercado. Casado con doña Isabel Rocha, tuvieron dos hijos Abayubá, retirado militar, y Danny, hombre de Rampla, del CADER y juez de básquetbol.
Fue soldado del Batallón de Infantería No. 12 de la capital rochense, también portero del Centro Social Obrero por 25 años, la misma función cumplió en la Liga Rochense de Fútbol, primero en el viejo escenario de “El Tenis”, y luego en el Mario Sobrero. En el Ejército estuvo 15 años, siendo bastonero mayor de la Banda Militar y uno de los atractivos mayores de los desfiles, por su andar y el manejo increíble del bastón.
Como portero de la Liga, también fue como en su vida: estricto. Era un hombre de confianza del entonces Presidente de la misma, el Dr. Albérico Mogni. Como ejemplo de ello queda la anécdota según la cual había una orden que quienes tenían tarjeta invitación, solo entraban la cantidad de personas que la misma decía. Pero una tarde llegó el entonces Intendente Blanco Pereyra Nuñez con su señora e hijo, y como la invitación decía dos personas, no dejó entrar al hijo, por más que lo era del intendente Municipal, teniendo que intervenir el Dr. Mogni para que pudieran entrar los tres, lo que llevó a que Mercado hiciera ingresar a todos los que estaban en la puerta de “El Tenis” y no tenían dinero para poder pagar la entrada.
Cuando la inauguración del Estadio “Dr. Mario Sobrero”, el 20 de noviembre de 1955, Mercado integró la posta que trasladó la antorcha desde “El Tenis” al nuevo escenario, siendo el encargado de ingresar por el túnel a la cancha y encender el pebetero.
Hizo básquetbol, defendiendo los colores del Club Deportivo Artigas, a principios de los cincuenta del pasado siglo, cuando teníamos Liga de Basket, siendo algunos de sus compañeros con la casaca de la diagonal: Susano Guerra, Iroldi, Gargiulo, Saúl Guerra, el “Pajarito” Rodríguez, el Sargento Castillos, los americanos Dobson y Crockett.
También jugó en el famoso H.D. o Hueso Duro, el equipo de casaca negra con el dibujo de un hueso en el frente de la misma. Equipo que integraron entre otros Amauri Cardoso, Mario Anza y el “Pollo” Teibo.
En éste deporte Mercado también fue árbitro, quedando para el recuerdo algunos arbitrajes que para los perdedores fueron muy polémicos, obligándolo a salir protegido de los escenarios.
Fue maratonista, otro deporte que por entonces tenía mucho auge en nuestra ciudad. Conquistó muchas medallas y plaquetas. Compitiendo en Montevideo obtuvo el 1er. puesto del Interior. Lo hizo defendiendo también los colores del Deportivo Artigas.
En aquellos tiempos los entierros se hacían en carros tirados por caballos. Una de las empresas de entonces era la de Nicomedes Cuartín, que tenía carros muy grandes, de color negro, con una enorme cruz encima, que eran tirados por dos caballos negros, frisones y sentado en el pescante iba Mercado conduciendo los mismos. Daba un toque solemne, grandilocuente, realmente impresionante.
La última tarea de Elbio Mercado fue en el Abasto Municipal, en tiempos del Dr. Almandós como Director de Higiene. Allí cumplía tareas de encargado.
10.4 –Las lavanderas de “La Estiva”: un tiempo ido: Marcaron un tiempo de nuestro Rocha de los siglos pasados, están en la mejor historia y en el mejor de los recuerdos. Merecen un día que alguien escriba un libro sobre su sacrificada y abnegada tarea.
Hoy nosotros trazaremos una pequeña pincelada sobre ellas llevados por la prodigiosa memoria de doña Isabel Rocha. Cuenta que cada lavandera tenía su propia cuerda, – estas estaban donde hoy está la cancha de Rampla -, también su propia piedra, una hincadera con un lugar preestablecido en el arroyo. La ropa interior y la ropa blanca la lavaban con un palo. El jabón era casero, lo fabricaba una familia de apellido Rocha que eran soldados del Batallón.
Se planchaba con planchas a carbón, almidonándose los cuellos de las camisas y las sábanas. Comenzaban a lavar al salir el sol, por entonces ahí había sarandíes y la zona era conocida por la “Laguna de los Patos”. Dejaban la ropa tendida secándose y se iban para sus casas, volviendo luego a levantarlas y repartirlas con los característicos atados sobre la cabeza. Nadie venía a llevarse ninguna prenda, ni los materiales que usaban para sus tareas; ninguna usaba la cuerda de otra.
Por supuesto eran otros tiempos, otra sociedad, con otros valores muy distintos a los actuales.
Ella aún conserva un cuaderno donde tiene la lista de las últimas 35 lavanderas de la zona de “La Estiva”. Su madre doña Margarita Huelmo, – que iba con sus hijas – y también su abuela y tías eran lavanderas.
La madre de “Tito” Prieto, también lavandera, tenía una casilla de madera y lata donde dejaba el jabón y los materiales que usaban para lavar y la propia ropa.
Otras lavanderas reconocidas eran la madre del recordado jugador del combinado rochense del ´54, Roberto Acosta, de apellido Huelmo; también Ana González de Méndez; Carmen Nievas; Doña Exequiela; Francisca Sirte; doña Luisa Alfaro de Sosa la madre de dos recordados comerciantes: Rivera y Manuel; “La Pola” que era una de las más jóvenes; Doña Ernestina, abuela del popular “Pajarito” Humberto Rodríguez; Doña Sara, la abuela de los Silvera; la abuela de los Raymond; entre otras muchas mujeres que ejercieron la tarea de lavar para ganar el sustento diario y así poder criar a sus hijos.
10.5 – Los Silvera y su alma murguera – Para conocer la historia de esta mística familia murguera de “La Estiva” recurrimos al domicilio de Daniel Pilar Altez Silvera, quien con alegría recuerda a cada uno y sus vivencias junto a ellos.
Comenzó diciéndonos que de la familia Silvera-Techera, hoy solo va quedando una tía; Maruja Silvera de Sosa, la madre de los integrantes de la Batería “Marcha de Murga”, los hermanos Sosa, que vive allí en Ribot No. 30 cerquita del barrio. Fue una familia muy numerosa, de oficios siempre humildes: albañiles y pintores. Nacida esa generación allí en la esquina de Martínez Rodríguez y Francisco de los Santos, pegado a donde hoy está la sede de Rampla.
Isabelino Silvera, funcionario municipal, adoquinero de oficio, era el padre, Doña Sara Techera, la madre. Los hijos: Ramón más conocido por “Majoncho”, quien en primavera hacía la temporada pintando en Punta del Este; el “Pardo” Wilfredo; el “Quelo”, albañil; el “Pelado”, recordado futbolista y “Ferruchaga”, funcionario policial.
Los más populares murgueros fueron “El Pincha”, “Majoncho” y “El Pacaco”. Los tres tenían cosas comunes: el barrio, la bohemia y el carnaval. “El Pinchabife” vivió muchos años en la esquina de Ramírez y Sarandí en una vivienda muy precaria con su tío Ramón (“Majoncho”), ambos de vida bohemia, de tertulias que se continuaban en la Placita Lapeyre.
“El Pacaco” Garibaldi, vivió muchos años en Montevideo, luego volvió al barrio. Fue un personaje muy pintoresco, de a ratos albañil, especialista en la construcción de estufas pero por sobre todo en la construcción de muñecos para los desfiles carnavaleros. Estuvo vinculado sentimentalmente, como todos los personajes del Barrio, a Rampla Juniors.
El famoso dúo rochense “Los Zucará”, con letra del “Gallineta” Silva, así les cantaron: “´El Pincha´ en una cabriola multicolor / subió al tablado del cielo con su Pierrot / subió borracho de luna / Momo subió / por un sendero celeste decir adiós / ´Majoncho´ viste de brujo / y en su cristal / alegres por su reinado / los niños van”
Nos dice Pilar Altez:“Es anecdótico que un barrio tan pequeño territorialmente, – ya que una manzana ocupa la cancha de Rampla, otra la Plaza y otra la cárcel -, y siendo el único barrio céntrico de nuestra ciudad – está dentro de las cuatro avenidas – y pese a ser muy reducido en su cantidad de habitantes tiene una vida más natural, espiritual, por la cercanía con el arroyo, el monte, y es increíble realmente que allí hayan surgido cosas tan importantes para el barrio, donde los propios habitantes, los de antes y nosotros, nos mantenemos firmes, como el caso de Rampla, bastante utópico, como un barrio tan pequeño, permanece vigente año a año.” Nos dice Altez que hay una similitud muy especial entre tres barrios de nuestra ciudad: “Lavalleja”, “La Estiva” y “Cecilio Costa”; todos están unidos por el mismo arroyo, el mismo monte, por el fútbol – con Lavalleja, Rampla y Tabaré – y el carnaval”.
10.6 –Pilar Altez y su fortaleza: Su hijo de igual nombre afablemente nos narra:“Mi viejo perdió muy chico a su padre y se fue a vivir a la pensión de Juan Barrales, que estaba en la esquina de Orosmán de los Santos y Francisco de los Santos, donde hoy está el edificio con un complejo de viviendas. Vendía diarios, lustraba zapatos, tuvo una incursión como pescador por la Laguna, con tan solo 8 años. Luego por temas vinculados con el fútbol se hizo amigo de mis tíos y terminó ennoviándose y luego casándose con mi madre, Olga Silvera. Junto con sus tíos, los Silvera, se iba a Punta del Este, como pintor a hacer la temporada. Pintor de los de antes, había que tener conocimiento del material a emplear, se debía de tener oficio. En lo futbolístico militó en varias instituciones de nuestro fútbol. Defendió la diagonal del Deportivo Artigas cuando fue soldado del Batallón de Infantería No. 12. Luego jugó en Nacional llevado por el Escribano Lino Silvera, quien además lo hizo ingresar en la Policía, trabajo en el que se jubiló. Con la misma garra, empuje y fuerza supo lucir las casacas de Irineo de Espada, de Danubio, Cerro, Tabaré. Por sentimiento, mi viejo era hincha de Rampla y llegó a dirigir lo que hoy sería una Sub 15, con bastante buen suceso llegando a jugar alguna final con Lavalleja, que para Rampla en aquellos tiempos, hace 20 o 30 años atrás era muy meritorio. Dirigió como jugó, él no era técnicamente bien dotado, pero ponía personalidad, empuje, todo eso que debe de ponerse en una cancha”.
10.7 – Los Sosa y su batería: No existe carnaval en Rocha si no sale la batería de los hermanos Sosa. “Marcha-camión” o “Los Marujo”, es como se les conoce a estos populares hermanos que carnaval a carnaval salen con redoblante, platillo y bombo a alegrar los desfiles de nuestra ciudad. Para saber de sus vidas, de su historia carnavalera, nos reunimos una mañana de la Semana de Turismo con uno de sus integrantes: José Luis “Cara de Hacha”, quien muy afablemente recordó todo lo vivido por su familia.
Vinculados familiarmente con los Silvera, ya que su madre Doña Maruja es hermana de los siempre recordados “Majoncho”, “Quelo”, el “Pelado”, “Ferruchaga” y el “Pardo”, gente de carnaval, de “La Estiva”. La familia se componía con su padre Don Luis Rufino Sosa Alfaro y doña Maruja Silvera, de ocho hijos, José Luis, Mario, Carlos, y Joselo que son los integrantes de la “Batería”, además están Humberto (“Piscina”), futbolista, y las dos hermanas, Karina y Sara, teniendo un hermano ya fallecido: Félix.
“Los Marujo”, denominación que les puso su tía Olga, porque su madre Maruja marchaba con todos sus hijos rumbo a los ensayos de Araca en “La Estiva”. De estar ellos desde chicos al lado de auténticos representantes del carnaval local, fueron tomándole el cariño a esa pasión popular y pasaron a ser hoy ellos fieles y dignos representantes de los carnavaleros de la vieja estirpe de Araca, “La Estiva” y toda su gente.
José Luis, “El Birola”, toca el redoblante; Carlos, “El Querido”, ejecuta el bombo; Mario – “Calalo” – los platillos y Joselo, “Cara de Hacha”, – sobrenombre que le puso Javier Rocha-, es el suplente tanto de Mario como de Carlos, por lo que toca el bombo o los platillos indistintamente. José Luis, de oficio pintor, jubilado del Batallón de Infantería No. 12, jugó en River; Carlos, albañil, también jugó en River; Mario, jubilado del Batallón, jugó de golero en el Artigas y la selección de Rocha; Joselo, pintor, jubilado de la Policía, pero como factor común todos jugaron en el Rampla de “La Estiva” como no podía ser de otra manera.
Joselo tiene un recuerdo muy especial para los locales que albergaron los ensayos murgueros de Araca y de Nos Obligan a Salir: el viejo rancho de la calle Sarandí, el de la sede de Rampla, con el “Cascarilla” Pedraja como cantinero, donde antes de comenzar aparecía “Majoncho” con los viejos faroles a querosene para poder alumbrar el local, porque no había luz eléctrica. Con esa luz se debía de leer las hojas con las letras colgadas de la pared. Sobre una mesa se colocaba un paquete de tabaco, “el paquete de la murga”, para que del mismo todos pudieran armar.
También surgen los nombres de compañeros, allí estaban los hermanos “Quelo” y “Majoncho” Silvera, Carlos García, el “Grasa” Techera; Ariel Pedraja, Joselo Korzeniak, Ruben Silvera (sobrino de “Majoncho”) y un año los acompañó el “Ñoqui” Griot.
Hoy “Los Marujo”, con media hora que se reúnan previamente alcanza para preparar bombo, platillo y redoblante y salir por las calles de la ciudad con su particular estilo a alegrar nuestras barriadas.
10.8 – Los Nogueira y su alma ramplense – Eran cinco hermanos, todos jugaron al fútbol, los cinco defendieron simultáneamente la misma casaca, la del barrio, la de Rampla.
En el departamento de Rocha debe de ser un caso único y no creemos que haya muchos en el fútbol uruguayo. Cada vez que entraba a la cancha Rampla, medio equipo lo integraban ellos. Eran Ramón, el “Bocha”, “La Muda”, Ángel y “Cacho”.
Para hablar de los Nogueira, de su familia, del barrio, de Rampla, la mañana del domingo de Pascuas de 2012, nos reunimos con Arístides. En el frente de su casa de la calle Leonardo Olivera, pegada al histórico galpón de la Coca Cola de nuestra ciudad, allí cerca de la cancha y del arroyo, con una lucidez envidiosa, el “Bocha” recuerda desde los comienzos las carreras futbolísticas de sus hermanos y la suya, así como la fundación de Rampla, los entrenamientos, el vecindario.
Hijos de Don Ramón Nogueira y doña María Ferrés, fueron criados a la vieja usanza: el estudio y el trabajo primero, luego vendría el fútbol. Tiempos en que las vecinas hacían el rol de madres de los gurises del barrio sin distinción, donde todas ayudaban a cuidarlos, a proporcionarles una taza de leche o un plato de sopa. Tiempos que con termo, mate y bizcochos en los delantales iban a ver las prácticas de cuadro del barrio. Tiempos que sí la cancha la había invadido la creciente del arroyo, el plantel ramplense marchaba trotando hasta Puerto de los Botes, para no perder entrenamiento.
Así recuerda el “Bocha” aquellos tiempos de comienzos del cincuenta, y de cada uno de ellos fuimos sacando esta especie de semblanza para registrarla en esta historia del barrio.
Veamos un breve perfil de cada uno:
Ramón, fue el mayor de los hermanos, defendió varias casacas de nuestro medio, pero si hubiera que decir cuál fue la más preciada diría: la de Rampla. Número nueve, jugando con la característica boina, de aquellos de área, allí metido entre los zagueros y el golero. Sus comienzos fueron en la 4ta. del Club Lavalleja, luego en River allá por los cincuenta siendo compañero de Domingo López Delgado; también defendió la tricolor de Nacional del Esc. Lino Silvera, la celeste del combinado contó con su aporte, siendo Campeón del Este con la misma.
Arístides el “Bocha”, comenzó en aquellos recordados campeonatos de menores que organizaba el recordado Profesor Ariel Tato Álvarez en la década del cuarenta. Era para menores de 14 años y de menos de 1,65 metros de altura. Jugaba por la Escuela Industrial, donde estudiaba, sufriendo una lesión que por un tiempo lo radió del fútbol. Se fue a Montevideo y cuando volvió recomenzó en la 3ª de Peñarol, el del sastre Amadeo Mego. Al desafiliarse los aurinegros, el “Bocha” pasó a jugar en la 2ª del decano River Plate, con Antonio Alonso como técnico.
Luego le tocó defender la casaca naranja del Club Plaza Congreso y finalmente cuando se fundó el club del barrio, Rampla, se integró al mismo.
El “Bocha” en mayo de este año llegó a sus ochentas años, jubilado de UTE, con el fútbol siempre a flor de piel.
Julio Walter, “La Muda”, nació en 1940, comenzó en las inferiores del Club Lavalleja, porque por entonces no estaba Rampla. Defendiendo la casaca verde y roja ganó dos títulos locales, jugador de medio campo, con el cinco en la espalda, se hacía sentir, de remate potente que hacía temblar a los goleros, es una de las glorias con la casaca celeste del combinado departamental la que defendió por más de 10 años. Fue Campeón del Este con la selección en el torneo del año 1963, siendo autor del único gol en el último partido del campeonato, jugado en el “Sobrero” frente a Treinta y Tres y que sirviera para obtener el título y dar la vuelta olímpica.
Defendió al Nacional del Esc. Lino Silvera por varios años, integrando elencos de primer nivel, ganando varios campeonatos. Una temporada vistió la casaca del Palermo F.C., tuvo un pasaje por los tricolores de Castillos, también por el Peñarol de Maldonado y finalmente terminó su carrera en el decano River Plate.
Walter obtuvo un título internacional, integró la selección de OFI que obtuvo el título de Campeón de la Copa San Isidro de Curuguaty en la ciudad de Salto junto a dos rochenses más: Washington Larrea y “Rubí” Vidal, lo que eleva más aún su gran actuación deportiva.
Hoy “La Muda”, jubilado de OSE, vive en pleno barrio, por Marzol frente a la Plaza Lapeyre.
Ángel fue uno de los grandes y elegantes defensas que tuvo el fútbol de Rocha. Nació el 3 de setiembre de 1937 y falleció el 19 de enero de 1984. Comenzó en 1953 en la tercera del recién afiliado Palermo, pasando al año siguiente, cuando se fundó el equipo del barrio, a defender a Rampla.
En el verano del ‘63 pasó a defender a Racing de Montevideo dirigido técnicamente por Enrique Fernández, alternando entre la segunda y la primera, jugando en la gira que realizaron los de Sayago por Perú.
Volvió a Rocha, debido que la situación económica de Racing no era buena, y pasó a jugar en Nacional de Lino Silvera. Fueron años de esplendor de los tricolores rochenses quienes obtuvieron la gran mayoría de los campeonatos de primera de la Liga Rochense.
Tuvo luego un pasaje por Peñarol de Maldonado junto a su hermano Walter, y también en el Balneario La Coronilla y terminó su carrera en el club Irineo de Espada. Jugó en los recordados campeonatos comerciales de entonces de nuestra ciudad, ahí defendió al Municipal y a La Gaceta.
El fútbol de salón contó con su presencia jugando en Berwat y San Lorenzo y en la selección de esa disciplina. Con la celeste del combinado de la Liga Rochense de Fútbol, Ángel integró el plantel Campeón del Este de 1957, el que obtuviera para nuestro fútbol el inigualado Quinquenio. También estuvo en los seleccionados de los torneos del este de los años 1966 y 1967, éste último cuando el mismo era dirigido técnicamente por Walter Rodríguez Pioli.
Fue funcionario policial y judicial, falleció muy joven, con tan solo 47 años, dejando un gran recuerdo no solo por su calidad de jugador de fútbol, sino lo más importante, por sus dones de gran persona.
Washington, conocido como “Cacho”, es el menor de los hermanos Nogueira. Un delantero de primera, físico espigado, jugaba por el medio, de diez preferentemente. “Cacho” defendió a River, Nacional y por supuesto como no podía ser de otra manera, al Rampla de “La Estiva”, el equipo de la familia. Fue llevado a Nacional de Montevideo, pero su estilo de vida no lo dejó triunfar en la capital. La bohemia, como a tantos le ha pasado, no le permitió llegar más lejos; a pesar que calidad y clase le sobraban.
Hoy “Cacho”, con 67 años, sigue viviendo en su barrio, “La Estiva”, reuniéndose religiosamente todas las mañanas con su hermano Arístides, donde los temas familiares, el barrio, Rampla y el fútbol son los temas preferidos.
11. Boliches, bares y parroquianos
Como todo barrio que se precie de tal tiene “La Estiva” en su historial boliches y bares y sus consecuentes e históricos asistentes. Para saber de ellos recurrimos a dos vecinos de la zona, Carlos Caballero y Nelson Sosa.
El padre de Caballero; Don Mauricio tuvo comercio y bar primero en la esquina de la avenida Martínez Rodríguez y Ramírez, luego se mudó una cuadra, a Ramírez y Sarandí. Hoy ahí su hijo Carlos y su señora Ana Oyarbide continúan con el comercio de su padre.
De aquellos años cincuenta del siglo pasado son miles las anécdotas y muchos los protagonistas que visitaban el comercio de Caballero. De ellos hacemos un resumen recordando al “Negro” Homero, al famoso “Pepa” Cruz, a los Méndez conocidos popularmente como los “Pomelos”; al “Italiano” y al “Coco” Bustamante.
Siguiendo con la recorrida aparece el Almacén de Ovidio Machado, en la esquina de Eliseo Marzol y Francisco de los Santos, cuya letras moldeadas en el frente del mismo con el nombre del comercio fue hecha por el “Flaco” Coduri y que aún hoy subsisten. Machado allá por el comienzos de los cincuenta sacó la grande, cinco mil pesos fue el premio, y puso el comercio.
La carnicería de don Roliche, en la bajadita de Sarandí casi Ramírez, la peluquería de “Maquinino” en Ramírez casi la avenida, donde el corte de pelo era “a la taza”, ya que según cuentan ponía un tazón en la cabeza del cliente para hacer el corte. Estaba también la provisión del “Cómico” Casanyes, cartero de oficio, en la esquina de la Avenida y Ramírez. En el “pozo” de Ramírez y Sarandí estaba bajo el nivel de la calle la peluquería de Guarino, que trabajaba de corbata y short. Para bajar a la misma se hacía por una cuerda o por una vieja y destartalada escalera de piedra. El lugar era una especie de conventillo. También por Ramírez allí cerca estaba la provisión de Márquez.
Por la avenida casi Ramírez, nuestro entrevistado, Nelson Sosa, hombre que supo defender con gran calidad y prestancia las casacas de Nacional del Escribano Silvera y la albiverde de Lavalleja, el equipo de los Tres Barrios, tenía una especie de boliche de copas y amigos, de reuniones y largas tertulias.
Donde hoy se ubica el complejo de viviendas del Banco de Seguros, Ramírez y la Avenida, era la quinta de Schiavo, rodeada por una cerca igual a la de la Cárcel Departamental rochense. Allí estaba el casero y quintero Don Sergio Silva, otro de los insignes personajes de la zona. En esa misma casa quinta vivieron los populares y conocidos deportistas el “Loco” Marcelino Acosta y el “Chiquito” Rosalío Machado. El primero gran jugador, campeón del quinquenio celeste, luego técnico y pintor de oficio; el segundo director técnico también campeón del este dirigiendo el combinado local. Ambos eran conocidos por “los Kennedy” y fueron los precursores del Monumento a la Madre que está ubicado en la Plaza Congreso.
También de esa zona, por Julián Graña casi Martínez Rodríguez, fue el hogar de uno de los más grandes payadores uruguayos, Héctor Abriola; cuyas payadas memorables, cifras, milongas y estilo fueran recopiladas en grabaciones por el gran musicólogo uruguayo Lauro Ayestarán.
No olvida en la recordación al popular “Mate Amargo” Silva y a la eximia cantora de tangos Carreño.
Barrio murguero, Sosa recuerda los ensayos de Araca y su gente, y de hombres que no siendo de la zona aportaban lo suyo, como el “Jorobado” García con su capacidad inconmensurable de letrista o el Maestro José Peri, también hombre de letras y música carnavalera, donde con su punzante manera de ser satirizaba a conocidos hombres públicos.
Así llegamos al final. Creemos de esta manera haber retratado fielmente la personalidad de una barriada con identidad propia, trayéndoles a los lectores un mojón de su historia local reciente.
12 Agradecimientos
Ariel Pedraja – Isabel Rocha de Mercado – Mtra. María de los Ángeles Muñoz Brun – Pilar Altez Silvera – Joselo Sosa Silvera – Arístides “Bocha” Nogueira – Mtra. Laura Cruz – Jorge Altez Silvera – Carlos Caballero – Nelson Sosa
13. Fuentes consultadas
“Páginas Literarias” de Rosalío A. Pereyra / Artículo de Mario Corbo (La Gaceta) / “Orígenes”, Poesías de Enrique Silva Rocha – Diarios locales: La Gaceta – El Este / Revista La Deportiva de “El Este” / Diario capitalino “La Mañana” / Revista “Rocha 200 años” / “Rocha: Plazas, Plazoletas y Parques”, Deborah Rodríguez / “Nomenclátor rochense” de Oscar Gulla Burgueño
Tags: Oscar Bruno Cedrés