Jesús Perdomo
SUMARIO: 1. En redota – 2. El descubrimiento – 3. El primer caso – 4. La puerta se abre – 5. Ajedrez de tres – 6. Amigo Pedro Amigo – 7. La protección charrúa – 8. Aliados sospechosos – 9. La pillería de Artigas – 10. De sobresalto en sobresalto – 11. El desenlace
1. En redota
Parado en puntas de pie sobre la piedra más alta del cerro de la Cueva del Tigre, el vichador, tenso y concentrado, atisbaba hacia el oeste. Allá, los rayos del sol poniente alumbraban las palmeras del Paso Real de Castillos y, más allá, la sierra de la Carbonera, por donde debían venir los perseguidores.
Pero, ninguna silueta de jinetes se recortaba amenazadora en el contraluz…
– Ahijuna, los perdimos a esos porteños ´e porra … – festejó, aliviado, el vichador Rosendo Olivera, mientras, agitando los brazos, mandó señas tranquilizadoras hacia abajo.
Allí, en la ladera del cerro, por el viejo trillo de las carretas avanzaba rumbo al Este una penosa columna de unos doscientos jinetes. Los matungos iban matados, de paleta sumida, sudados y echando espuma por la boca. Los hombres llevaban la derrota grabada a fuego en los desgreñados rostros de ojos hundidos, en las rotosas pilchas, en las improvisadas vendas sanguinolentas, en el cansancio infinito de jinetes y caballos.
No era para menos. Venían de perder fiera batalla, después de un día completo de pelea, donde dejaron más de 30 compañeros muertos, 130 prisioneros y toda la caballada de refresco en poder del enemigo.
Fue en el Valle de Marmarajá, cercanías del Aiguá… Después, la huida a mata-caballos por más de veinte leguas: sierras de Aiguá, Carapé, la Carbonera y – ahora – un quiebre al Este, por los cerros de Castillos, buscando la salvadora llanada de la Angostura, que termina en la frontera del Brasil. Leer el resto de la entrada »
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